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Aumenta la presión para repetir las elecciones en Michigan y Florida, pero nadie quiere pagarlas

sábado 08 de marzo de 2008, 00:26h

Al quedar claro que ni Hillary Clinton ni Barack Obama conseguirán a través del voto popular los 2025 delegados necesarios para lograr la nominación demócrata a la presidencia de EEUU, todos se han acordado ahora de los delegados de los sancionados estados de Florida y Michigan que nadie ganó, y que podrían hacer la diferencia.

La presión para que se repitan las primarias en Florida y Michigan (EEUU) va en aumento ante el empate técnico entre los "presidenciables" demócratas, pero nadie parece saber quién sufragaría los gastos millonarios de esos posibles comicios.

El Comité Nacional Demócrata penalizó a ambos estados sin poder enviar delegados a la convención del partido por su decisión de adelantar las elecciones, que se realizaron en enero.

Los estados cambiaron la fecha en señal de protesta, después de que el partido permitiera que Iowa y New Hampshire participaran primero, seguidos de Carolina del Sur y Nevada, lo que dio a esos estados una gran influencia en el proceso de primarias.

La senadora demócrata por Nueva York Hillary Clinton ganó las elecciones en los dos estados, aunque ninguno de los precandidatos demócratas hizo campaña en ellos y el senador demócrata por Illionis Barack Obama retiró incluso su nombre de las papeletas en Michigan.

El tema quedó inicialmente enterrado, pero resucitó ahora, al quedar claro que ni Hillary ni Obama obtendrán los 2.025 delegados necesarios para hacerse con la candidatura presidencial.

Tanto la gobernadora de Michigan, Jennifer Granholm, como los responsables de la campaña de Hillary en Florida, la campaña de Obama y los responsables del Partido Demócrata en Florida aseguraron esta semana que considerarían realizar otra contienda.

Expertos como Dan Gerstein, estratega demócrata, destacaron además en declaraciones a la CNN que "Florida y Michigan podrían ayudar a que la balanza se inclinara en una u otra dirección".

Pero el problema es que nadie sabe de dónde sacar el dinero para repetir unas elecciones que podrían costar unos 10 millones o más en Michigan y hasta 25 millones en Florida.

El presidente del Comité Nacional Demócrata, Howard Dean, dejó claro que el partido no asumirá el costo.

El gobernador de Florida, Charlie Crist, dijo en una entrevista con la CNN, que está de acuerdo con que se repitan las elecciones primarias en el estado, pero que su gobierno no pagará los costos.

Crist agregó que ese gasto debería venir del Partido Demócrata.

Por su parte, Daniel Smith, profesor de la Universidad de Florida, dijo a Efe, que el estado tampoco cargará con ese gasto y los demócratas de Florida no tienen el dinero necesario.

"Yo creo que al final lo que realmente será decisivo será el voto de los superdelegados", pronosticó Smith, en referencia al grupo de 796 altos cargos del partido y otros funcionarios que tienen voz y voto en la convención y podrían ser determinantes este año.

En medio de ese tira y afloja no falta quién señale que sea cuál sea la solución probablemente dejará insatisfecha o furiosa a la mitad del partido, lo que podría dañar a los demócratas en las urnas en noviembre próximo.

En esa dirección apuntó Larry Sabato, director del Centro de Política de la Universidad de Virginia.

El experto aseguró en un artículo publicado esta semana en la página web de la BBC que a principios de este año "era imposible encontrar un analista independiente que no proyectara que el 2008 sería un gran año para los demócratas".

Sabato recordó que tanto la raquítica popularidad del presidente George W. Bush, como la mala marcha de la guerra de Irak y la debilidad económica jugaban a favor de los demócratas.

"Los demócratas, decíamos todos, tendrían que trabajar muy duro para desaprovechar esta oportunidad", afirmó Sabato en su artículo, en referencia al sentimiento generalizado a principios de año.

"Pero están intentando por todos los medios hacer justamente eso", añadió el profesor de Virginia.

Tanto Sabato como otros expertos coinciden en que el estrecho margen entre los dos "presidenciables" promete avivar los comentarios negativos por parte de ambas campañas y alimentar la así la división en el partido.

Obama, de hecho, reconoció el miércoles que la campaña negativa de Hillary contra él "tuvo algún impacto" en la victoria de la senadora en tres de las primarias que se realizaron el martes y sugirió que él podría adoptar también una actitud más agresiva.

Para empezar, ya comenzó a cuestionar "cuál es exactamente la experiencia en política exterior que proclama" Hillary, quien insiste en que ella está mejor preparada que su rival para asumir las riendas del poder.

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