El congreso del marketing
domingo 06 de julio de 2008, 18:26h
Nada, que no ha habido manera de comprar unos ‘Amarguillos’, ni una caja de ‘Estacazos de monja’, dulces típicos de León, con la firma de Zapatero. Ni eso, oyes, ni una botella de alvariño de Pepiño ni tan siquiera un DVD con los coros de Aída interpretados por Sonsoles. Y para qué decir de la venta de postales del abuelo Pablo, aunque fuera en la versión pictórica de Eduardo Arroyo. Nada de nada, este 37 Congreso del PSOE ha pasado de merchandising y lo ha fiado todo a los SMS, los mensajitos bluetooth y las llamadas grabadas a móvil de José Blanco y Rodríguez Zapatero.
Nuevas tecnologías a mogollón y marketing, mucho marketing político. El viernes con la apertura nos vendieron lo del voto del emigrantes; el sábado más aborto y la supresión de los crucifijos de los actos oficiales; el sábado fue Leire Pajín -o también la entronización de ZP y Pepiño en el olimpo de los megalíderes socialistas en los que solo habitaban Felipe González y Alfonso Guerra- y para la clausura la sorpresa agradabilísima de Bernarda Jiménez, el primer inmigrante que entra en la dirección de un partido en España.
Y ¿qué quieres?, con la crisis en los huesos y sin poder arreglar el alza del petróleo y en un partido que acaba de ganar unas generales, a ver cómo vendes un Congreso…¡Pues con ideología de vanguardia que ahí Zapatero es un maestro!
Pero faltaba algo y en eso llegó Rajoy: “¿A quién le importa el voto de los inmigrantes?”. Le ha vuelto a asesorar su primo o el genio de lo de la niña. Acaba de dar coartada ideológica a lo que eran solo guiños de izquierda. Y de nuevo se ha olvidado del centro, ya se lo explicará Ruiz Gallardón, para volverse a alinear con el más rancio Berlusconi y el peor de los Sarkozy. Gracias, compañero.