6 meses después de la Dana que asoló gran parte de la Comunidad Valenciana y en la que murieron 227 personas, las consecuencias siguen siendo muy visibles para muchos, especialmente en el campo.
Las calles de los municipios afectados están prácticamente recuperadas y las viviendas limpias o en fase de reconstrucción. Pero en el campo valenciano la situación es crítica. Después de los miles de litros de agua, el barro y el lodo; se enfrentan a una especie invasora que complica las cosechas: las cañas.
Los agricultores valencianos han dado la alarma y han instado a las autoridades locales y nacionales a tomar medidas para evitar una catástrofe agrícola.
Las lluvias torrenciales de octubre han favorecido que la caña común (Arundo donax) esté emergiendo entre los cultivos. Desde la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) han advertido de esta "amenaza" muy compleja de erradicar.
Piden la implicación del Gobierno central y del autonómico
Según han explicado a '20 Minutos' "es una planta muy mala de matar, se extiende por debajo de la tierra como la pólvora. Si no se frena de alguna manera, nos va a invadir. Estamos ante una amenaza que podría cronificarse si no se actúa de inmediato".
Y es que la expansión de las cañas se ha producido simplemente con el agua de la lluvia tras ser arrastradas por las riadas ante la falta de limpieza de barrancos, cauces y algunas fincas.
Han logrado arraigar de manera natural, por lo que avisan de que cuando comience la temporada de riego y abono su expansión será "incontrolable".
La caña o cañaveral está incluida dentro del Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras. Su crecimiento es rápido y fuerte, lo que provoca que acabe por excluir a la vegetación nativa.
"Es una de las plantas de reproducción más rápida y agresiva del entorno mediterráneo. Su capacidad para colonizar grandes superficies y su resistencia a condiciones climáticas adversas la convierten en una amenaza directa para la biodiversidad y para la viabilidad económica del sector agrícola valenciano", se quejan los agricultores.
Existen diferentes métodos mecánicos, físicos, químicos y ecológicos impulsados desde las Administraciones para frenarlas, pero desde ASAJA critican que no son plausibles en la mayoría de casos.
Por un lado por el coste económico que suponen y, por otro, por la afectación a las propias cosechas.
Han solicitado a la Generalitat y al Gobierno que tomen medidas y ejecuten un plan de urgencia que actúe en los dominios públicos hidráulicos (el origen del problema para muchos) y en las fincas privadas que ya están afectadas.