En las últimas semanas han corrido como la pólvora en redes sociales unas imágenes que han atemorizado a muchos habitantes de Estados Unidos: conejos con tentáculos negros en sus cabezas.
Fotografías que se han tomado en los bosques de Colorado, donde abundan multitud de conejos. Un animal dócil y de aspecto amigable que ha pasado a dar auténtico miedo.
En las múltiples fotos y vídeos que se están compartiendo en redes sociales, parece un animal zombi sacado de series como 'The last of US' o 'Fallout'.
Algunos usuarios achacaron al principio las fotos a montajes de Inteligencia Artificial, pero lo cierto es que son reales.
Conejos con tentáculos, pero no zombies
Según explican en 'National Geographic', aunque las imágenes parezcan de otro mundo, tienen una explicación científica.
Colorado Parks and Wildlife (CPW), el organismo que controla y supervisa los parques de EEUU, ha aclarado que se trata del virus del papiloma de Shope.
Estas protuberancias negras, que parecen tentáculos, se desarrollan en el rostro de los conejos por dicha patología que se ha extendido.
Se trata de una afectación exclusiva de los conejos de cola blanca, también conocidos como conejos de cola de algodón, muy comunes en norteamérica.
Según han remarcado los expertos, no es un problema grave y es común en la época estival, pues en esta temporada hay más insectos, muerden a los conejos y se contagian más.
¿Es peligroso para los humanos?
Solo es peligroso para ellos si la zona afectada les impide alimentarse o ver si los ojos están muy afectados. En el resto de los casos, aunque visiblemente parezca algo perturbador, no supone peligro para la vida del animal
Además, han confirmado que es por lo general es un síntoma pasajero y los tentáculos desaparecen tras el verano, aunque pueden volver a reaparecer ante futuras infecciones.
En los casos de los conejos domésticos es más nocivo, por lo que estos sí deben ser tratados por un veterinario.
Sobre si es peligroso para el ser humano, los expertos han tranquilizado señalando que el riesgo de contagio en humanos y otros animales es muy bajo; aunque se recomienda no interactuar con los contagiados.