La ministra de Igualdad, Irene Montero, concedió una entrevista anoche al programa 'Hora Veintipico de la 'SER', donde explicó a Héctor de Miguel 'Quequé' varios temas de actualidad.
Especialmente interesante fueron sus desmentidos a los bulos que circulan sobre la recientemente aprobada 'Ley trans'.
Cambio de sexo en el Registro
Montero contestó sobre las especulaciones que circulan en estas últimas semanas sobre lo que supondrá la nueva ley Trans. Por ejemplo, desmintió que un hombre pueda acudir al Registro Civil y pasar sin filtros a ser mujer: "Como todos los procedimientos ante el Registro Civil, si quieres cometer un fraude de ley, hay unas garantías para que no ocurra. Igual ocurre en otros casos como los matrimonios fraudulentos".
Detrás de esto, denunció Montero, está la "presunción de que las mujeres trans no son mujeres, sino que son hombres que acuden al Registro para decir que son mujeres cuando no lo son". Dio el ejemplo de los fraudes de matrimonio: no se prohíben todos los matrimonios sólo para impedir los que son falsos, sino que se intenta evitar y penar que se cometan estos delitos. Sería el caso de un cambio de género que busca el "fraude de ley", insistió.
Además, aclaró que no será una cuestión fácil de cara a fraudes el cambiar de género de hombre a mujer para superar pruebas físicas en oposiciones o procesos similares. En este punto, también, fue irónica para preguntarse si ahora la sociedad "de repente ha descubierto las enormes ventajas que tiene ser mujer", que es más fácil ser mujer que hombre, para después recordar las dificultades y desigualdades que viven las mujeres en el "patriarcado".
Las personas trans en el deporte
También desmintió que la Ley Trans se inmiscuya en asuntos que competen únicamente a competiciones deportivas, como por ejemplo que hombres que pasen a ser mujeres puedan competir en categorías femeninas y, en teoría, ganar sin dificultad, suponiendo una amenaza competitiva para las deportistas. "La ley no dice nada sobre eso, lo deciden los organismos deportivas a nivel internacional y las federaciones", aclaró, y que lo que sí busca la norma es que un niño o una niña trans "no sufra discriminación" si quiere jugar al fútbol en el colegio o categorías no profesionales.
Situaciones 'incómodas'
Montero quitó importancia a algo que no sería tanto un bulo, sino una situación incómoda que parece no tener una clara solución: si un hombre aún con genitales masculinos afirma sentirse mujer y acude a una ducha pública, por ejemplo en un gimnasio, pero dentro del vestuario femenino. La ministra cree que estos asuntos preocupan sin mucho sentido y que si un hombre quiere ser violador o acosador no necesita ir a estos "espacios seguros" porque a diario cometen estos delitos en espacios públicos como escuelas.
La política aprovechó para denunciar que estos temores y comportamientos se deben a una "presunción", a que parte de la sociedad no reconoce que una persona se identifique con otro género y que por eso tienden a preocuparse por estas situaciones, no aceptando que una mujer trans lo es en cuanto se siente como tal, independientemente del genital que mantenga en su cuerpo.
Trans en las cárceles
Además, también habló de politicas penitenciarias, desmintiendo que pueda suponer un problema la ley, porque tampoco invade estas competencias. Montero insistió en que los reclusos se deben someter a la política penitenciaria para tratar a las personas trans. En concreto, preguntada por dónde iría una presa transexual si nació como hombre, si a una cárcel masculina o una femenina, Montero recordó que hace años que esto se trata en los reglamentos penitenciarios concretos, y que las mujeres trans siempre van a módulos de mujeres.
Tratamientos hormonales
En varias ocasiones aclaró que la Ley trans no entra a regular algunos supuestos, como la asignación de tipos de cárceles o competiciones deportivas, y también rebatió el argumento de que esta ley supondrá una "barra libre" para que los niños reciban tratamientos hormonales y pasos de cambio de género sin vuelta atrás incluso siendo menores y sin consentimiento de padres y tutores.
Montero recalcó que entre 14 y 16 años, los menores deben estar acompañados de sus padres, y que "a partir de 16 son considerados como adultos".
E insistió en que no hay "barra libre", sino "todo lo contrario", porque, defendió que precisamente esta ley busca que las personas que se identifican con otro género sean reconocidas como tal sin tener que tratarse con hormonas, lo que incrementa su libertad. Hasta ahora se obligaba por ley a mantener 2 años de hormonación y ser considerados "enfermos mentales", algo que acaba con esta ley.
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