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Debate en Sánchez y Feijóo
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Debate en Sánchez y Feijóo (Foto: Atresmedia)

Un nervioso y alterado Sánchez se ve superado por un Feijóo que sorprendió por su compostura

lunes 10 de julio de 2023, 23:56h

No eran 4 los españoles que pensaran que Pedro Sánchez partía con ventaja en un debate electoral y parecía un consenso a nivel nacional que Alberto Núñez Feijóo era peor debatiente. Pero ni una cosa ni otra.

El presidente del Gobierno empezó el debate cara a cara, el único que habrá esta campaña de las generales, algo alterado, nervioso y demasiado incipiente. Tanto que Feijóo sólo tuvo que dejarse llevar por un guión bien claro: leer los errores y enumerar los puntos más polémicos de estos 5 años de 'sanchismo'.

El líder socialista salió acorralado y se puso a la defensiva desde el minuto 1, como el Real Madrid en esa fatídica vuelta en Manchester en las semifinales de la Champions League, y le salió mal la aventura. Nadie puede saber si era lo planeado o si Sánchez se dejó llevar por su sangre, que estaba muy caliente, pero el caso es que se tiró medio debate pidiendo hablar, riéndose con arrogancia y repitiendo "no es verdad, no es verdad" o "dígaselo a Fernández Vara". Un futuro ex presidente extremeño que, con todos los respetos, pocos españoles tenían en su mente a eso de las 22 y pico de la noche de una tórrida noche de julio.

Graves mentiras

No supo exponer logros, ni sacar rendimiento a su perfil de experto economista. Se vendía mejor al público afeando que los precios estén caros, y que el alquiler y el euríbor estén por las nubes, y explicar qué podría ser peor si no se hubieran tomado buenas decisiones suena a excusa de mal pagador. Y eso no supo afrontarlo el presidente. Sánchez sólo intentaba, como podía, desmentir todas las acusaciones de un oponente que jugó astuto, algo sucio, retorciendo datos e incluso con alguna mentira, como que Sánchez era diputado cuando se firmó el pacto del Tinell (2003). El actual líder socialista fue diputado en 2009, y gracias a que el ya difunto Pedro Solbes dejó su acta. Hubo otras más, pero quedaron en el tintero, como cuando el jefe de Génova 13 afirmó sin ruborizarse que Podemos era un partido que no estaba en el pacto nacional contra la violencia de género, cuando ése, como afirmó correctamente Sánchez, era Vox. Más sorprendente fue la mentira o error de Feijóo cuando sostuvo que un juez había archivado hoy mismo el caso de espionaje Pegasus porque el Gobierno de Sánchez no había colaborado con la Justicia. Ni una cosa ni otra: el juez Calama de la Audiencia Nacional ha sobreseído provisionalmente la causa y porque es el Estado israelí quien no colabora facilitando datos para la investigación sobre esa app de espionaje que creó, y con la que fueron afectados los móviles de Sánchez y algunos de sus ministros.

El trago más amargo

Pero lo peor le quedaba por llegar. Sánchez y sus asesores que el tramo más complicado para el debate sería cuando llegaran 2 temas delicados: pactos con Bildu e independentistas (indultos, etc) y por supuesto la polémica ley del solo sí es sí. Feijóo tenía preparada toda la artillería de los delincuentes sexuales libres en la calle y la supo disparar bien, sin agresividad pero con contundencia.

El socialista sudó sangre y salió por todos los lados que pudo para que corriera el tiempo mientras afeaba al PP sus pactos con Vox, pero realmente era una batalla perdida, y no lo hizo mejor de lo que podía. Tampoco supo estar a la altura cuando Feijóo sacó su propuesta estrella, que era sacarle en directo a su oponente un compromiso de dejar gobernar la lista más votada a partir del día 23 y "evitar a los extremos", en clara referencia al partido de Santiago Abascal. Sánchez volvió a recurrir a su sonrisa con sorna y arrogancia, sin argumentar ni explicar por qué decía que 'no', y el líder del PP se apuntó otro tanto en este combate por puntos.

El alivio del Falcon

Y cuando parecía que Sánchez ya era un oponente rodeado contra la cuerdas, el alivio le llegó en el último bloque, referido a políticas de Estado y políticas internacionales. Aquí el socialista y su equipo sí que preparó una buena estrategia de contraofensiva y borró los argumentos del avión presidencial explicando a los españoles qué presidente habría comprado más Falcon, que fue Aznar. También le reprochó que si él sí podía responder a cada euro que había ingresado en sus cuentas, Feijóo no podía hacer lo mismo El líder del PP calló y otorgó, ya fuera por cansancio o porque un púgil no puede golpear siempre y hay que recibir algún golpe.

Así que no hubo vencidos por KO, sino por puntos, y esos fueron Sánchez y sus asesores. Porque en el cómputo general no supieron superar a un Feijóo que no es para nada un hueso duro de roer en un debate, y se perdió el tiempo en demasiadas trifulcas y poner malas caras. Pero quienes más perdieron, si duda, fueron los españoles.

Lo fueron porque el debate fue malo, así de claro. Pobre en argumentos, pobre en altura de miras y rico en malas caras, interrupciones y repetición de material de los mítines y sesiones parlamentarias. Sánchez acudió con un guión preparado: reprochar a los 'populares' sus pactos con Vox y decir qué malos eran por hablar de 'sanchismo', pero el equipo del PP sorprendió con una estrategia poco faltona y sin las referencias que sesperaba su oponente.

El minuto de oro de Pedro Sánchez para cerrar el debate:

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