El Partido Popular tiene una estrecha relación con Galicia, la tierra de su fundador, Manuel Fraga Iribarne, y de 3 de sus 5 presidentes, el propio Fraga, Mariano Rajoy, y el actual, Alberto Núñez Feijóo, que encadenó cuatro mayorías absolutas en su comunidad. Y es que, desde 1989, el PP solo ha dejado de gobernar en una ocasión, de 2005 a 2009 cuando el socialista Emilio Pérez Touriño encabezó un gobierno de coalición junto al Bloque Nacionalista Galego.
Pero las elecciones de este domingo, según las encuestas, son las más abiertas de los últimos años en Galicia con un PP que se conjura para mantener un bastión clave y una izquierda que ve posible, ahora sí, desbancar a los 'populares', con la presidenta del BNG, Ana Pontón, como posible primera presidenta de la comunidad, gracias al apoyo de socialistas y Sumar, si consiguen representación.
Por su parte Alfonso Rueda se la juega en sus primeras elecciones, tras la marcha de Feijóo a Madrid a liderar el partido, en unas elecciones que serán también muy importantes para este último, que necesita un resultado que consolide su liderazgo de los populares.
Más de 2,6 millones de gallegos van este domingo a votar para elegir a los miembros de uno de los Parlamentos menos fragmentados de España. PP, BNG y PSdeG pelean por que la balanza se escore a derecha o a izquierda y todo puede depender de un puñado de votos. No hay sondeo que no de la victoria al PP, pero el partido de Rueda necesita, y ha clamado por ello en campaña, una mayoría absoluta que le permita seguir gobernando la Xunta.
Galicia está votando en solitario después del adelanto electoral decidido por Alfonso Rueda, lo que ha convertido esta región también en el epicentro de la política nacional y en el primer examen para los partidos nacionales tras las elecciones generales de julio de 2023.
Algunos de los números claves de estas elecciones son el 38, los diputados con los que se alcanza la mayoría absoluta en Galicia, necesario para que triunfe un bloque u otro; el 45% del voto, el porcentaje que se ha marcado el PP para continuar en la Xunta; la participación, la gran baza para la izquierda para conseguir la victoria en la comunidad más abstencionista de España; y el voto exterior, que se va hasta casi un 18% del censo total, y que, no sería la primera vez, puede ser clave finalmente para ver quién gobierna.
Claves de las elecciones
Desde 1989 el PP gobierna en esta comunidad con dos grandes nombres que han gobernado durante décadas con cuatro mayorías absolutas cada uno y con una vitola de imbatibilidad: Manuel Fraga Iribarne, primero, y Alberto Núñez Feijóo, después. Entre ellos solo el breve periodo comentado del gobierno bipartito del PSdeG y BNG entre 2005 y 2009, en el que al PP se le escapó la mayoría absoluta por un único escaño y no pudo gobernar. Este es el escenario más temido por los 'populares' este domingo.
Alfonso Rueda, que comenzó a presidir la Xunta en 2022 tras el salto de Feijóo al ámbito nacional, pelea en estas elecciones por mantener esta plaza clave para el PP dando la voz de alarma ante un "multipartito" de corte "separatista" liderado por un BNG al que ha comparado con EH Bildu y ETA.
En frente tiene al nacionalismo de izquierdas gallego, que en las pasadas elecciones de 2020 se hizo con el liderazgo de la oposición en Galicia triplicando sus representantes, y que se presenta a estos comicios más fuerte y unido que nunca de la mano de Ana Pontón, la única candidata que vuelve a repetir en estos comicios. Si el BNG logra su objetivo tendría su primer gobierno en 42 años de historia con la primera presidenta al frente de la Xunta.
Y en la tercera plaza, el PSdeG, que ya no es el segundo partido desde hace ya 7 años (superado primero por la marca de Podemos 'En Marea' y luego por el BNG) y al que Pontón le ha comido el terreno, con José Ramón Gómez Besteiro, un hombre próximo a Pedro Sánchez, como candidato. La paradoja es que si logra sumas con el BNG, el PSOE de Galicia se puede ver gobernando incluso con peores resultados que las últimas elecicones. El PSOE busca movilizar los mismos votos que en las generales, conscientes de que la participación en las autonómicas es históricamente más baja.
La mayoría de las encuestas coinciden en que el resultado será muy ajustado y que la mayoría absoluta de uno u otro bloque estará en uno o dos diputados de diferencia.
Si (
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