Este martes se ha consumado la amenaza de Vox de no apoyar al PP en Extremadura tras dejar que los socialistas retuvieran la presidencia de la Asamblea regional.
El partido ultra lo hizo tras fracasar las negociaciones entre ambas formaciones: el PP extremeño de María Guardiola sólo ofrecía a Vox presidir esta cámara autonómica, pero para su socio fue insuficiente.
Vox exigía entrar en el futuro gobierno de coalición, pero el PP consideró que con tan sólo 5 escaños no tenía suficiente peso parlamentario como para obligar a esa presencia en el ejecutivo. Era el mismo argumento del compañero de partido de Guardiola en Murcia, Fernando López-Miras, que se niega a introducir miembros de Vox, que sólo tienen 2 diputados en la Asamblea regional.
Pero mientras estallaba esta crisis en Extremadura, casi a la misma hora en Baleares no había problemas entre PP y Vox. El partido ultra conseguía presidir el Parlamento autonómico balear y todo seguirá adelante para que haya gobierno de coalición, como en la Comunidad Valenciana.
Las razones de Guardiola
Muy contundente estuvo Guardiola tras el estallido de esta crisis. Durante la votación y posterior proclamación de la socialista Blanca Martín como presidenta de la Asamblea extremeña, se la pudo ver con el gesto totalmente contrariado.
Después, en rueda de prensa, dio las razones para negarse a aceptar a Vox como parte de su posible gobierno. Y es que dejando en entredicho a sus compañeros de partido en otras comunidades, argumentó que no podía pactar con un partido que "niega la violencia machista", que no es inclusivo con las personas migrantes o que "colocan una lona y tiran a la papelera la bandera LGTBI", en referencia a la polémica lona desplegada en el centro de Madrid contra este colectivo.
Guardiola dejó claro a los de Santiago Abascal que o bien apoyan su investidura sin condiciones o habrá repetición electoral, contra su voluntad.
"Yo no puedo dejar entrar en el gobierno a aquellos que niegan la violencia machista", insistió. Criticó que Vox haya "antepuesto sus ansias de poder y esa soberbia al cambio" y que "parece que obliga a ir a elecciones".
Por su parte, el dirigente de Vox Jorge Buxadé ha insistido, por su parte, en que los votos de su partido "no se regalan" ni "pueden estar al albur de un chantaje".
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