Mucho han cambiado Podemos y Pablo Echenique desde la Asamblea fundacional de Vistalegre, celebrada en octubre de 2014. El entonces eurodiputado de la formación morada daba un paso al frente para oponerse al equipo de Pablo Iglesias en lo que supuso la primera batalla pública de las diversas "almas" del partido.
Un año y medio después, Iglesias sólo ha tenido alabanzas sobre Echenique mientras anunciaba que lo iba a proponer para sustituir a Sergio Pascual en la secretaría de organización.
El gesto es significativo porque la nominación se produce en un momento de máxima tensión territorial y organizativa y supone un gesto de paz por parte de Iglesias. En primer lugar, por el nivel de aceptación que tiene Echenique dentro del partido y, en segundo lugar, porque hasta ahora la corriente del líder de Aragón no estaba representada en el Consejo de Coordinación de Podemos y puede equilibrar las tensiones internas en el órgano que rodea al secretario general.
Atrás quedan las principales diferencias entre "los dos Pablos" que se visualizaron por primera vez en Vistalegre. Paradojas del destino, el choque de ideas comenzó precisamente por el modelo organizativo que debía tener Podemos.
El equipo de Echenique -en el que estaba también la líder andaluza, Teresa Rodríguez- llegó una presentar una propuesta alternativa a la firmada por Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Carolina Bescansa y Juan Carlos Monedero.
Entre los principales elementos del documento de Echenique se encontraba la creación de una dirección compartida entre 3 secretarios generales. Preguntado en su momento si estaba dispuesto a ser uno de los líderes del partido, Echenique no dudó en responder afirmativamente.
"Es posible que una persona que va en silla de ruedas abra los ojos y las orejas, aunque no sea un portavoz tan bueno (como Pablo Iglesias)", llegó a decir en Vistalegre.
La tensión entre los dos equipos comenzó a subir cuando Iglesias dejó caer que, si ganaba su documento, esperaba que Echenique y su equipo se "echaran a un lado". La propuesta de Iglesias ganó de forma aplastante, pero los críticos se negaron a apartarse.
El segundo capítulo de la batalla se produjo en febrero de 2015, cuando comenzaron a construirse los órganos autonómicos. Mientras que en Andalucía Iglesias no tuvo más remedio que respaldar la candidatura de Teresa Rodríguez para dirigir los órganos territoriales de Podemos, en Aragón la cosa fue muy diferente.
A pesar de la voluntad de Pablo Echenique de presentarse a secretario general de Podemos Aragón, Iglesias apoyó activamente a otra candidata: Violeta Barba. Todavía coleando el enfrentamiento de las dos corrientes más visibles de Podemos, hubo un intento de conformar una lista "unitaria", pero al fallar las negociaciones el líder de la formación morada optó por darle la espalda a Echenique.
La respuesta de este fue la de poner la otra mejilla y darle la vuelta a la situación lanzando una campaña en las redes sociales para defender que "con2Pablos" mejor.
En este caso, Echenique fue quien se impuso a la candidata oficialista y, lejos de guardar rencor a Iglesias, no ha hecho más que acercarse a las posiciones de la cúpula de Podemos desde entonces. El propio Echenique confesaba que ya no sostiene todos los planteamientos que sostuvo en la Asamblea de Vistalegre.
No obstante, la perspectiva de Echenique sigue teniendo un punto crítico -ya autocrítico- como la reflexión que hacía cuando se empezaban a vislumbrar los problemas organizativos. El líder de Podemos Aragón criticó algunas malas prácticas internas como la "conformación de grupos de trabajo y equipos en función de afinidades personales" o la "difusión de rumores fuera de los canales oficiales".
"Se han hecho muchas cosas bien, pero también han aparecido aquí y allá dinámicas y comportamientos que no auguran un futuro feliz si dejamos que crezcan. Estos ingredientes venenosos son fácilmente reconocibles en tanto que no es la primera vez que los vemos; están presentes con dolorosa obviedad en los viejos partidos y sabemos a dónde los han llevado", escribía Echenique.
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