www.diariocritico.com
Doctor altoperuano

Doctor altoperuano

jueves 09 de octubre de 2008, 01:18h

Universidades de República Dominicana, Panamá y Venezuela le han concedido el doctorado honoris causa, producto de la mercadotecnia política del MAS. El intento fallido de nominarlo candidato al Premio Nobel de la Paz ha dado paso, ahora, a la cadena de doctorados honoris causa. Otros más caerán en la alforja. Tiempo al tiempo. Sus sagaces premiadores dicen que le conceden tales honores “por su lucha a favor de los derechos y la autonomía de los pueblos indígenas”. ¿Autonomía, respecto a qué? ¿O a quiénes?

Lo que me sorprende es ver al primer Presidente indígena de Bolivia disfrazado de universitario con toga, birrete, presea y demás perendengues. Seamos coherentes. ¿Dónde está la chompa multicolor de alpaca que lució en su entrevista con el rey de España? ¿Dónde están el poncho, la wiphala, las abarcas, el lluchu y el bonete de su toma de posesión en Tiwanaku, 2006?

Alegrémonos, no obstante, de este cambio de imagen del primer Presidente indígena de Bolivia. Puede decirse que el doctor Evo viaja hacia la modernidad y la cultura occidental y católica porque, como ya se habrá enterado, la Universidad de Santo Domingo se llama así porque fue fundada por los sacerdotes dominicos, pertenecientes a una orden del ‘sindicato católico’ al que pertenecen el papa Benedicto XVI, el cardenal boliviano Julio Terrazas y un cura predicador llamado Bartolomé de Las Casas, que algo tiene que ver con el indigenismo.

También se habrá enterado de que la Universidad Nacional Experimental Simón Rodríguez, de Caracas, se llama así en honor del maestro de Bolívar. Don Simón Rodríguez estuvo en Charcas –la actual Sucre, capital de Bolivia–, donde aplicó las enseñanzas de su maestro Rousseau, el filósofo de El contrato social y el pedagogo de Emilio o De la educación que mucho tiene que ver con el indigenismo actual.

En Ciudad de Panamá y en el claustro de su universidad, el doctor Evo habrá recordado el fallido Congreso de 1826 convocado por Bolívar, la lucha autonomista de Panamá que terminó por independizarla de Colombia, en 1903, y la construcción del Canal de Panamá, proyectada y dirigida –en su primera etapa– por el diplomático y empresario francés Fernando de Lesseps.

Así se ha escrito nuestra historia mestiza y esto es Occidente, quiéranlo o no los indigenistas. Las Casas, Rousseau, Rodríguez, Bolívar y Lesseps eran ‘k’aras’, o sea, europeos de raza blanca y mestizos americanos. Su nacionalidad, su procedencia étnica, su idioma y el color de su piel no impidieron que hicieran lo que hicieron a favor del progreso, la libertad, la igualdad y la dignidad de los seres humanos, sin distinción étnica alguna. Eso los hace grandes como fueron grandes esos curanderos callawayas que salvaron miles de vidas de obreros constructores del Canal de Panamá, hasta entonces diezmados por la malaria.

En un artículo laudatorio, titulado Un orureño en el Caribe (La Prensa, 28/09/08) doña Lupe Cajías dijo: “…seguramente quedará en los anales de la historia de la República de Bolivia la relación de un orureño, nacido en Orinoca, con el mar Caribe”. ¿Sólo con el mar Caribe? No es para tanto. Por mi parte, cito otros nombres de bolivianos vinculados no al mar Caribe, sino a la cultura de los países caribeños: Guillermo Francovich, Tristán Marof, Luis Luksic, Guillermo Aponte Burela, Mariano Baptista Gumucio, César Chávez Taborga, Ruber Carvalho Urey, Harold Olmos, Nilo Soruco y Julio Alvarado, por ejemplo. El economista Alvarado vivió en La Habana y trabajó en la dirección del Banco Nacional de Cuba hasta el nombramiento del Che Guevara como presidente del Banco. Don Julio escribió un libro extraordinario titulado La aventura cubana, pero esto es harina de otro costal. // Madrid, 07/10/2008.

* Escritor

¿Te ha parecido interesante esta noticia?    Si (2)    No(0)

+
0 comentarios