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Zarzuela debatió censuarar el libro de Pilar Urbano

Zarzuela debatió censuarar el libro de Pilar Urbano

viernes 07 de noviembre de 2008, 13:00h
El semanario Epoca vuelve esta semana sobre "el culebrón" del libro de Pilar Urbano que contiene las controvertidas opiniones de doña Sofía, y relata el debate interno que provocó en La Zarzuela el referido libro. Según la revista fue una tensa reunión, en la que se llegó a barajar la posibilidad de censurar las partes más espinosas e incluso impedir su publicación, una solución sin precedentes que se hubiera llevado a cabo con habilidad y discreción.

En la referida crónica, se relata con detalle el calendario de actuaciones que motivó el libro: El lunes 20 de enero, las oficinas de los altos funcionarios de la Casa Real son un hervidero de nervios desde primera hora de la mañana. La víspera se han recibido en las dependencias de los asesores del monarca las galeradas del libro de Pilar Urbano, una bomba de relojería a punto de estallar en los escaparates de las librerías de toda España. El jefe de la Casa del Rey, el diplomático Alberto Aza, ha convocado una reunión de urgencia a su número dos, Ricardo Díez Hochleitner, y al máximo responsable de la Secretaría Personal de la Reina, el general José Cabrera, que lleva 17 años al servicio de Su Majestad.

Aza exige una explicación. Ni él ni ninguno de los presentes dan crédito a lo que se recoge en el libro de Urbano,  en el que la soberana se explaya en torno a asuntos sociales y políticos tan actuales como polémicos. ¿Se corresponden las transcripciones de la autora con las palabras de Doña Sofía? Es la primera cuestión. Y consultada al respecto, la soberana asiente: todas y cada una de las opiniones reflejadas en el libro son suyas, aunque en algunos pasajes no hayan sido recogidas con total exactitud, hasta el punto de que la Reina no reconoce la textualidad de muchas de las frases redactadas por la autora. 

Se preguntan los asesores ¿cómo es posible que la soberana se haya confesado con una periodista sobre cuestiones tan delicadas como las ahí plasmadas? Según reconoce la propia doña Sofía -con no poca humildad-, acaso porque, inocentemente, ella no reparó en que algunas de aquellas opiniones quedarían íntegramente reflejadas en el libro.

Al fin y al cabo, sus encuentros con Pilar Urbano, sin taquígrafos ni grabadora, mantenidos siempre en la intimidad de las dependencias privadas de la Reina, atendían más al formato de la charla entre amigas que al prototipo de la entrevista formal. Además, a decir de quienes la conocen, la soberana sólo pretendía trasladar a los españoles, a través de la eficacia de la pluma de Urbano, dos mensajes de la máxima importancia para ella: la idoneidad de Letizia para ocupar algún día el papel de reina de España; y el compromiso de concienciar a los mandatarios políticos occidentales en torno a la necesidad de acabar con las guerras y el hambre en el mundo.

La habilidad de Pilar Urbano, su maestría a la hora de conducir la conversación por meandros políticos o morales especialmente espinosos en boca de la soberana, desde el punto de vista estrictamente informativo, hicieron el resto.

De alguna manera, sigue relatando el trabajo de Época, la Reina reconoce, en presencia de sus asesores, que se ha equivocado. Sin duda, debió ser más comedida. Más prudente. Y es entonces cuando surge la pregunta que ronda la mente de todos los integrantes del gabinete de crisis convocado en La Zarzuela con motivo de la inminente aparición del libro explosivo de Urbano: ¿Cómo nadie en la Casa ha caído hasta entonces en la cuenta del altísimo grado de peligrosidad que implicaban las sucesivas y numerosas visitas de la veterana escritora a Palacio?

El propio Aza había sido puntualmente informado de que la Reina estaba recibiendo, en encuentros estrictamente privados, a la que pasa por ser su biógrafa oficial desde la publicación, en 1996, de aquella primera biografía autorizada de la soberana. De hecho, todos los altos funcionarios de La Zarzuela conocían de antemano que, entre los numerosos informadores y medios de comunicación que habían solicitado entrevistar a Doña Sofía con motivo de su 70 aniversario, estaba Pilar Urbano.

Y ello pese a que, según diversas fuentes próximas a la Monarquía, Urbano no gozaba de buena Prensa en la Casa del Rey, debido a ciertos errores que aparecían en aquella primera biografía autorizada de Su Majestad, asimismo salpicada de alguna que otra indiscreción poco favorecedora para la imagen de la Corona y, en cualquier caso, contradictoria con la prudencia y la profesionalidad históricamente atribuidas a la Reina.
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