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XIII Congreso de la Unión do Povo Galego

Los nacionalistas se apuntan a la moqueta del poder

Los nacionalistas se apuntan a la moqueta del poder

viernes 14 de noviembre de 2008, 18:02h
La Unión do Povo Galego (UPG), partido mayoritario dentro del frentista Bloque Nacionalista Galego (BNG), celebra este sábado, 15 de noviembre y el domingo, 16, su décimo tercero congreso. Tras 44 años desde su fundación, el primer –y principal— partido de la izquierda nacionalista del Antiguo Reino de Galicia se reúne en cónclave de delegados en un escenario general ciertamente distinto a los postulados reduccionistas que habían marcado su anterior discurso ideológico.

Por un lado están los tres años largos en los que el BNG lleva cogobernando con los socialistas gallegos; por el otro, la recesión económica mundial –o global-  que casi coge por los pelos a los encargados de la preparación de las tesis a debatir en su congreso. Con estos mimbres los upegallos construyen el cesto de sus propuestas congresuales.

Según fuentes innominadas a voluntad propia –o sea, discretísimas siempre y cuando las tesis oficiales circulen mediáticamente-  “este congreso de la UPG no es nada conflictivo; todos tenemos claro el horizonte ideológico y el organizativo; somos los que somos, somos como somos y estamos a lo que estamos”. ¿Congreso a la búlgara, pues?, responden las mismas fuentes: “No vamos a decir que, en otras circunstancias, quizá así fuera, pero, hoy por hoy, tenemos el santo de cara, aunque la crisis económica no nos muestre, precisamente, la cara más favorable. Nuestro congreso recoge, para debatir, todas aquellas inquietudes que están en el ánimo de los ciudadanos”.

La UPG, en su décimo tercer congreso, en primer lugar, hace hincapié en el proceso de globalización, en la identidad gallega –en gran parte con motivo— y en las relaciones (por este orden) de Galicia con España, la Unión Europea y el resto del mundo. En segundo lugar, el sanedrín upegallo ponente, a efectos de consumo interno, analiza en las tesis propuestas para el debate de los compromisarios, sus tres años de gobierno y las plasmaciones del ideario común del Bloque asumidos y plasmados en ellos. Para los ponentes, todo es manifiestamente mejorable, incluso los compromisos asumidos allá por agosto de 2005.

El nacionalismo -¿galleguismo?- de izquierdas no puede por menos que efectuar una cierta autocrítica doblemente interna: las políticas gubernamentales del BNG –el suprapartido, para entendernos—y las relaciones entre la UPG nutricia –o ideológicamente nuclear—y su plasmación gubernativa, que es el BNG. Hay disonancias entre estas dos últimas.

La cara pública del BNG es Anxo Quintana, vicepresidente de Igualdade e Benestar, ascendido a tal condición por los pactos de gobierno con el PSdeG-PSOE de Emilio Pérez Touriño, al que, en su momento, la UPG nuclear le apoyó de forma nada inocente (se trataba de jubilar por la vía rápida al realmente carismático Xosé Manuel Beiras, socialdemócrata confeso y ejerciente) y, ahora, de facto, sufre –pena— las consecuencias.

Quintana, de mayor, quiere que el BNG sea algo así como la Convergència i Unió catalana. Es el modelo elegido. Un modelo que la UPG, por coherencia interna, se vé obligada a cuestionar. Evidentemente, la sangre no llega al río y, mucho menos, a los medios de comunicación gallegos, enfeudados por las crecidas ayudas de la Xunta de Galicia. Si, en su momento –el fraguismo-, no era malo, ahora, el bipartito, tampoco. Si, en su momento, la UPG, eran como el coco, ahora que mandan, malos-malos tampoco lo serán.

Lo dijo Raimon, el pancatalanista de Xátiva, en su canción “d’un temps, d’un pais”. Propuestas ¿nuevas? para circunstancias poco usuales. La UPG en congreso y, en Washington, los del 20G+1 intentando refundar el capitalismo. Paradojas de la historia.

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