El 24 de marzo se abrió una ventana al pasado del Metro de Madrid. El punto de partida del suburbano volvió a permitir su entrada a los madrileños, aunque esta vez, sin tener que pagar los diez céntimos que exigía el billete en 1919, cuando inauguró las instalaciones el rey Alfonso XIII. Alberto Ruiz Gallardón, alcalde de Madrid, y el entonces consejero de Transportes, Manuel Lamela, pusieron en marcha las nuevas instalaciones.
La antigua estación de Chamberí y la Nave de Motores de Pacífico fueron remodeladas gracias a la iniciativa de Metro y del Ayuntamiento, que suscribieron un convenio de colaboración en diciembre de 2005. Tres años más tarde se inauguraron dos instalaciones en clave de museo que se mantendrán al menos durante 15 años.
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La rehabilitación y restauración de ambas instalaciones, creadas por el arquitecto Antonio Palacios, la han llevaron a cabo los arquitectos Pau Soler y Miguel Rodríguez. El coste fue de 6,2 millones de euros, 3,8 en Chamberí y 2,5 en la sala de motores.
Chamberí se quedó 'corta'
En el caso de la estación 'fantasma' de Chamberí, se restauró el interior de la estación de forma integral, sus suelos, bóvedas y carteles publicitarios. Se recuperaron los muebles y los andenes originales, las taquillas, cerámicas y otros objetos de época. Todo ello, complementado con diversa información audiovisual. Además, se creó una nueva entrada (la original fue clausurada y demolida), que cumple con la normativa de accesibilidad. La obra tuvo especial mérito porque los trabajos se realizaron en horario nocturno y bajo rigurosas restricciones porque los trenes continuaban pasando por sus instalaciones.
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La estación de Chamberí fue creada por el arquitecto Antonio Palacios y Joaquín Otamendi e inaugurada el 17 de octubre de 1919 por Alfonso XIII. Formó parte del primer tramo de Metro que se abrió en España. Su vida como estación fue, sin embargo, corta. Cerró sus puertas el 21 de mayo de 1966 a causa de la ampliación de la longitud de andenes de 60 a 90 metros. La línea 1 creció para dar capacidad a trenes más largos y su utilidad era muy pequeña porque no permitía al tren coger velocidad entre estaciones. Entonces ya estaba demasiado cerca de sus vecinas inmediatas, a 223 metros de Iglesia y a 310 de Bilbao.
A partir de entonces, sufrió un abandono progresivo incluso poniendo seguridad privada. El mobiliario estaba destrozado, mosaicos rotos, anuncios quemados, muebles pintarrajeados y graffitis en todos sitios. Incluso se hizo el 'hogar' de numerosos 'sin techo'. En 2005 se tomó la iniciativa de recuperarlo al público.
Programas audiovisuales entre motores
La antigua nave de motores de Metro en Pacífico fue construida entre 1922 y 1923 y empezó a funcionar a partir de 1924. En su interior están instalados tres enormes motores diésel y el resto de la maquinaria (alternadores, dinamos y baterías) que en su momento almacenaron energía para hacer funcionar los trenes. Durante la Guerra Civil, y debido a las restricciones, proporcionaron energía a la ciudad, a través de la compañía Unión Eléctrica Madrileña. Con el paso del tiempo y la garantía del suministro, la central quedó obsoleta y dejó de funcionar en 1972, siendo clausurada en 1987.
El nacimiento de la compañía metropolitana
Para el consejero de Transportes,
Manuel Lamela, el proyecto "recupera el más valioso testimonio del nacimiento y desarrollo de la compañía metropolitana y permite disfrutar de dos instalaciones históricas que permiten conocer cómo era el suburbano en sus orígenes". El responsable de Infraestructuras alabó el día de su inauguración la colaboración entre ambas instituciones para llevar a cabo el proyecto y recalcó la importancia de la reforma porque "muestra el desarrollo histórico paralelo que ha llevado el Metro y la ciudad".
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El alcalde de Madrid,
Alberto Ruiz-Gallardón, explicó que la obra representa la vinculación del suburbano con la ciudad. "Metro es Madrid y Madrid es Metro. Por eso tenemos que utilizar el espacio público subterráneo para que este enriquezca la actividad cultural de la ciudad". "Es una manera de dar funcionalidad y usos arquitectónicos a un espacio que estaba abandonado -indicó el primer edil- y permite abrir una ventana al pasado al igual que ante el Metro era una ventana al futuro".
Tanto la estación de Chamberí como la Nave de Motores abren al público de martes a viernes de 11 a 19 horas. Los sábados, domingos y festivos, su horario es de 10 a 14. La entrada es gratuita y cuenta con visitas guiadas en grupo que trasladarán a los madrileños a lo que fue el Metro de principios del siglo XX. Sólo tres meses después de su inauguración, a mediados de junio, el Andén 0 ya había recibido 30.000 visitas.