Apogeo de la torre de Babel
viernes 12 de diciembre de 2008, 22:25h
En el desierto de Arizona me topé una vez con un indio navajo que, rara avis, hablaba tres idiomas: su lengua natal, el español y el inglés. “Pero para entenderme con la gente utilizo este último”, me aclaró.
Esa es la ventaja de una sociedad como la norteamericana: que al no existir ninguna lengua oficial la gente puede hablar en lo que le dé la gana. Es más: tiene derecho a que sus hijos reciban la enseñanza en la lengua que él exija.
Aquí, en cambio, un grupo de expertos de la UE acaba de dar un tirón de orejas a nuestro Gobierno por no proteger lo suficiente algunos idiomas patrios, como el bable asturiano, la fabla aragonesa, el bereber y el árabe norteafricanos, el romaní o el caló. Esos turistas culturales con cargo a los impuestos de todos se lamentan, incluso, de que la creciente imposición del gallego y del euskera “no ha dado todos los frutos esperados”.
Ya ven para qué sirven los expertos europeos: no para ver la integración de una Europa que hace aguas por todos lados, ni tampoco para comprobar si avanzamos en el conocimiento común del inglés, como afirma desear Rodríguez Zapatero, sino para fomentar la dispersión lingüística en nuestro país.
Claro que eso es lo que se lleva en una Europa en la que ya hay de momento 23 lenguas oficiales —y muchas otras que esperan su turno— y donde lo que más crece es el número de traductores entre idiomas a cuál más exótico.
En lo demás, claro, tampoco existe cohesión alguna. No la hay en los grandes temas, como la Constitución europea, las medidas anticrisis o la coordinación militar en Afganistán; pero tampoco en los pintorescos, como la comercialización de una patata modificada genéticamente, la cual produce un mejor almidón para uso industrial y con cuya pulpa puede alimentarse el ganado.
En lo único en que los países de la UE se han puesto de acuerdo es en dar un paso atrás y conservar cada uno de los 27 su propio comisario europeo, en vez ir hacia una mayor integración. Así nos va. Hasta el propio eurodiputado catalán Ignasi Guardans, pillado en Bombay cuando los recientes atentados, ha reconocido la ineficacia de la Comisión Europea en su rescate.
Otros países, en cambio, encaran el futuro a un ritmo acelerado, no dejándose enredar por los embrollos lingüísticos. Sudáfrica, por ejemplo, con 11 idiomas oficiales, ha hecho del inglés su lengua común de apertura al mundo. Igual sucede en la India, donde se hablan 1.650 idiomas diferentes pero se usa el inglés.
Por esa ineficacia europea, me temo que si el indio de mi historia se hubiese topado con los expertos de la UE éstos le habrían instado a una inmersión lingüística en su idioma nativo y le habrían confinado en su reserva indígena original, en vez de animarle a estudiar en inglés en la vecina Universidad de Tucson.