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Ojo por ojo

Ojo por ojo

lunes 15 de diciembre de 2008, 12:49h
Ameneh Bahraminava es una mujer de 29 años iraní que reside en Teherán, la capital del país. Hasta el 3 de noviembre de 2003 su vida era relativamente plácida. Estudiaba en la Universidad Ingeniería Electrónica y salía con sus amistades dentro de los límites de una mujer iraní en un país musulmán. Pero ese fatídico 3 de noviembre, un chico, Majad Movahedi, decidió perseguirla y darle un escarmiento porque (según él) no le hacía caso. Así que le arrojó ácido por la cara con el triste resultado de dejarla ciega.
En el juicio celebrado el pasado 26 de noviembre ella hizo una petición escalofriante pero que es legal en Irán: pedir el ojo por ojo (literal en este caso), la antigua ley del Talión del Código de Hammurabi, con lo cual su agresor será castigado (además de con la cárcel) con ácido en los ojos. Pero, y aquí es dónde esto parece más un culebrón que otra cosa, según el código penal iraní, la mujer vale la mitad que un hombre, por lo que sólo podrá quemarle con ácido un ojo. Si quiere quemarle los dos deberá abonar 20.000 euros. Y ella se está moviendo para conseguirlos. ¿Qué tal?

Humanamente entiendo perfectamente las ganas de venganza de esta mujer. Pero si utilizo la lógica y el raciocinio y me conduzco por el pensamiento propio de una sociedad como la que me rodea dónde la democracia y, por consiguiente el estado de derecho está más que consolidado, entonces no puedo más que opinar que lo que esta muchacha pide será muy legal pero es una barbaridad. Es el eterno debate entre lo que es legal no necesariamente pasa por ser moralmente aceptable.

Creo que muchas personas hemos admirado la postura de familiares de víctimas de ETA cuando después de enterrar a los suyos han pedido justicia pero sin odio. Me viene ahora a la memoria la actitud siempre digna del padre de Mari Luz Cortés (por cierto de etnia gitana dónde tienen sus propias normas de conducta y justicia) exigiendo medidas para parar la pederastia pero sin trasmitir ni un ápice de odio.

Pagar con la misma moneda no conduce a nada. Bueno, sí, a generar mayor odio y violencia. La violencia se nutre de sí misma para dar más. Es fácil escribirlo y difícil aplicarlo. Pero es necesario. 

Ameneh  no se cree una salvaje. Y es lógico que así lo piense. Ella ha sido educada de esa manera. Y contra eso ahora difícilmente se puede luchar. En cualquier caso mientras escribo esto se me viene a la cabeza el ejemplo de Estados Unidos dónde familiares de personas asesinadas han contemplado en directo la ejecución del asesino. En realidad esto no dista mucho de las ejecuciones públicas en las plazas de los pueblos en la Edad Media. La única diferencia es que en USA hay más asepsia y un vidrio que separa las partes. Pero sigue siendo igual de cruel y bárbaro.

Previsiblemente esta muchacha consiga reunir el dinero para poder cegar a su agresor el otro ojo y el mundo seguirá siendo igual. Nada cambiará. Pero yo no puedo dejar de pensar que esto es una barbaridad y que si es un estado quién lo aplica, la barbaridad es doble.

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