Un Estado ‘humanitario’

Un Estado ‘humanitario’ ha sido el argumento favorito del ministro Rubalcaba para aplicar beneficios penitenciarios a un personaje tan tenebroso como De Juana Chaos. “Hay que ser humanitarios incluso con aquellos con los que nos repele ser humanitarios”. Y, además, el ministro de la cosa Interior se ha visto obligado a echar mano de la Constitución de 1978 para justificar que se le haga esta ‘gracia’ al asesino no arrepentido.

 Pero maldita la gracia que hace la ‘gracia’ que le ha hecho el Gobierno socialista a De Juana Chaos y la maldita la gracia que hacen los argumentos dados al respecto por el siempre sinuoso Pérez Rubalcaba.

 Acaso el ministro no ha pensado –o no piensa- que todos los seres humanos somos eso, humanos, incluso los asesinos como De Juana Chaos o los GRAPO. Y el ministro no recuerda, porque es de memoria selectiva, lo que ocurrió a principios de los 90 con los 25 presos del GRAPO que se le pusieron en huelga de hambre al Gobierno de Felipe González, en el cual, por cierto, estuvo el actual ministro. Y no recuerda tampoco que entonces el Estado actuó con contundencia, pero con firmeza de verdad, y el resultado fue que ‘se le murió un grapo’ al Gobierno socialista. Huelga decir que ni huelga de hambre ni otras zarandajas: González no pasó por el aro por el que ha pasado el señor Rodríguez Zapatero, y, de paso, el señor Pérez Rubalcaba, su mensajero del miedo.

 ¿Acaso los del GRAPO no eran 'personas-humanas' y la Constitución no les protegía su propia vida que ellos mismos ponían en peligro? ¿Acaso no eran dignos de ser salvados como De Juana Chaos? ¿O acaso es que González era un miserable para el que no valían nada la vida humana? De ser así, ¿lo que hacer ahora el señor Rubalcaba es un intento de redimir su miserabilidad de antaño?

 No sé. Acaso haya sido necesario adoptar esta medida porque el bien que presuntamente se puede conseguir es mucho mayor, sin duda, que la protesta indignada de las víctimas en particular y de la sociedad en general. Acaso haya sido necesario. Pero si es así, queremos que nos lo expliquen con claridad y que no jueguen con nosotros; es decir, que no nos mientan. Porque, efectivamente, los españoles no nos merecíamos un Gobierno mentiroso como el de Aznar –aquí parafraseo al propio Pérez Rubalcaba-, pero, por lo mismo, tampoco nos lo merecemos ahora bajo etiqueta socialista.

 Y una última cosa: no ministro, no. Por mucho que diga que esta decisión “la he tomado personalmente yo como ministro del Interior” todos los españoles saben que usted lo único que ha hecho es asumir como propia la decisión que ha adoptado quien de verdad la tiene, puede y queire adoptar: el presidente del Gobierno, que manda más que yo, y hasta más que el ministro del Interior.