Vázquez tuvo su (largo) baño de masas a dos años de gobierno

El estrado montado en Plaza Independencia incorporaba en el centro la estatua al general Artigas y lucía la frase, dicha por el héroe nacional en 1813, “mi autoridad emana de vosotros y cesa ante vuestra presencia soberana”. Esa frase, que todos los escolares uruguayos repiten año a año, resume lo que el gobierno quería: rendir cuentas. Y el presidente se tomó al pie de la letra esa intención.

Tanto que encabezó un acto que repasó hasta el mínimo detalle la gestión de todos los ministerios. Destacó la gestión en el Ministerio de Desarrollo Social donde el Plan de Emergencia, verdadero buque insignia de los primeros años de gestión del gobierno, logró que ningún uruguayo duerma en la calle si no se resiste a ir a un albergue, según palabras de Vázquez.

El presidente se refirió especialmente a la baja en los índices de pobreza registrados en su mandato y a la austeridad que, dijo, le ha impreso a la gestión en Presidencia de la República. Otro de los destaques se lo llevó el ministro de Economía, Danilo Astori, con el aumento de la inversión pública, la inversión extranjera y las reservas internaciones del país, junto a la cancelación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional. “No habrá que negociar más”, con ese organismo, señaló. Sin embargo reiteró que el gobierno no perderá la disciplina fiscal.

En el capítulo de las relaciones internacionales, el conflicto con Argentina fue referido reiterando los conceptos que, hasta el hartazgo, ha desplegado el gobierno: la disposición a negociar y a la solución diplomática del conflicto. Al referirse a la visita de Bush, que se concretará en una semana, Vázquez recibió el único abucheo de la noche. No dirigido a él sino al presidente estadounidense. Señaló que la visita se inscribe en la necesidad de abrir mercados pero que no supone complicidades. Dijo que hay diferencias con ese gobierno. “Tenemos relaciones bilaterales, no complicidades”, señaló. “Lo cortés no quita lo valiente”, agregó.

Todo esto entre otros muchos puntos que el presidente reseñó durante casi tres horas. Se había anunciado que la alocución podía ser larga. Pero finalmente su extensión sorprendió a todos. Incluso a los miles de militantes que lo acompañaron. Muchos de ellos no llegaron al final de las palabras del presidente y se fueron.

Para la oposición se trató de un acto político e incluso se arriesgó que fue un adelanto