Respeto institucional

Al Partido Socialista de Madrid, PSM, le pasa por lo visto, lo mismo que le pasa a todos: que acaban confundiendo la velocidad con el tocino en una espiral que nos lleva a la gente a observar el absurdo de forma cada vez más cotidiana. No asisten al homenaje a las víctimas del 11-M porque lo organiza Esperanza Aguirre alguien que, a juicio de aquéllos, no se conduce con el debido respeto institucional. De manera que para el PSM valen más las formas que el fondo. No quiero ni pensar que en su estrategia como partido valga cualquier cosa porque entonces sería de vomitar. Vale que no quieran validar con su presencia actos que organice Aguirre: pues muy bien, pero en este caso lo de menos es enseñarle la espalda a la presidenta; lo de más es que se lo han hecho no solo a las víctimas sino a todo el mundo. Claro que le importan las víctimas, faltaría más, pero menos que dar el cante en una cuestión menor. Claro que las instituciones son la expresión de la democracia, esto es, de la representación de los ciudadanos pero no valen más que el sentimiento de la gente; no están por encima de los ciudadanos; son de los ciudadanos.

Pero hay para todos. El Partido Popular de Madrid acaba de cerrar la llamada comisión de los espías en la Asamblea de Madrid. ¿De verdad hay algún mortal medianamente informado que no haya sentido vergüenza ajena con esa farsa?¿De verdad disfruta alguien viendo a padres de la patria (y madres) comportarse de forma chulesca o defendiendo argumentos que ni en tonto del pueblo se los traga? ¿Es que no vimos todos en un video robado al vicepresidente Ignacio González? Ahora, dice la cúpula del PP, que hay que esperar a las conclusiones para hacer un pronunciamiento oficial: eso es respeto institucional, aseguran. Pero ¿qué es lo que hay que respetar si allí no ha pasado nada respetable? Otras vez las formas sin consideración alguno por el fondo de las cosas. ¿Retomará De Cospedal la investigación interna que se suspendió mientras actuaba la Asamblea? Pues claro que no: si el Parlamento madrileño, la institución, dice que no hay nada, ¿cómo le van a enmendar la plana? ¿Que luego la justicia actúa y pone en evidencia (un suponer) a las señorías? pues cuando lleguemos a ese río, nos quitaremos los zapatos, pensarán. Y al pueblo soberano que le frían un paragüas.