La columna de Gema Lendoiro: "¡ZP, hay qué ver cómo eres con tus cosas!"

Bueno, las quinielas ahora sirven de poco. ZP acaba de terminar su comparecencia en Moncloa anunciando los cambios en el gobierno. A mí de este hombre me sorprende siempre casi todo. Sus decisiones son siempre sustos para mí. Unos para mi gusto, otros para mi disgusto. No voy a ser cínica ahora y me voy a poner de mal humor por algunos desplazamientos. Ejemplo. Maleni. Siempre me gustó que metiera la pata para poder tener tema del que hablar. Es lógico que a partir de ahora la añore. Pero como periodista, no como ciudadana. Me da pena que con todo lo que aprendió en Siberia para combatir el frío no lo pueda aplicar. Espero y deseo que todo se lo pase a José Blanco, su sucesor. A saber: que cuando nieva echan sal en las carreteras.

José Blanco, el nuevo Ministro de Fomento es un ejemplo a seguir para todos aquellos adolescentes que no deseen estudiar pero quieran llegar a ser algo en la vida. Blanco, como todo el mundo sabe, inició cursos de derecho, lo que viene a significar que se matriculó y hasta puede que aprobase romano mientras ejercía el politiqueo en la cafetería jugando a las cartas. En cualquier caso no finalizó la carrera pero ha terminado alcanzando una cartera ministerial. Poca broma. No sé si la idea de ser ministro le gustará demasiado porque Fomento tiene mucha tela que cortar y más de un puente o vacaciones se le van a fastidiar. Va en el sueldo. Además en ese Ministerio va a perder el papel de Richelieau en la corte parisina que hasta ahora ostentaba. O no, con un gallego cualquiera sabe.

Ángel Gabilondo no parece a priori un hombre mal escogido para educación. Se licenció en filosofía, con 31 años eso sí, pero se licenció. Vamos, que le costó un poco pero al menos terminó la carrera. Mejoramos, por tanto, al anterior. En cualquier caso es un hombre que hace el amor con las palabras (se lo dijo a Karmentxu Marín en una entrevista, lo juro) y al que le gusta planchar. Ahora veremos si sabe poner en orden las Universidades, los planes de estudios y toda la pesca que es de lo que se trata.

Vamos con Trinidad Jiménez. Me cuesta hablar mal de ella porque la conozco, me cae bien y me resulta una mujer simpática. Ahora bien, ¿ministra de Sanidad? No lo veo. Ya puestos que pongan a mi ginecóloga Lola que de sanidad sabe más. Claro que me gine no sabe de política pero tampoco creo que sepa Ángeles González-Sinde y ahí la tienen, de ministra de cultura. El colmo. Vamos a ver, si no me equivoco, el ministerio de cultura aúna diversas competencias que van mucho más allá del cine. ¿Cuál es la virtud de esta nueva ministra aparte de ser una directora de cine con tres (3) películas? ¿Haber dirigido la Academia de Cine? Gran curriculum. Sí, ya sé que también ha sido guionista y que incluso ha ganado un Goya como tal. Pero no me parece suficiente para ser ministra. Eso sí, que se froten las manos los del cine (me da igual quienes sean los que reciben las subvenciones: productores, guionistas o maquilladores, las reciben y punto), con una de las suyas dirigiendo el cotarro les caerán mejores y más. Eso seguro. Enhorabuena plataforma de intelectuales, uno de los vuestros a repartir el dinerico. O ahora o nunca. Ya os podéis poner a la cola. Por cierto ministra, me gustó mucho la película La suerte dormida, una cosa no tiene que ver con la otra.

De Elena Salgado poco diré salvo que siempre la recordaré como la ministra que creó la única ley de la que casi todo el mundo pasa, que es la del tabaco. Ahora es vicepresidenta económica junto con María Teresa Fernández de la Vega. Dos vices mujeres. Ahora ya sí que somos los más modernos del mundo, sólo nos falta ser los más ricos o con menos paro pero todo se andará.