El FMI y la incógnita del final de la crisis

Desde luego, el presidente español, Rodríguez Zapatero, no se lleva con el Fondo Monetario Internacional. Mal lo va a tener si quiere seguir influenciando en materia exterior, tal y como dice su cohorte de aduladores que parecen haber descubierto al Adan Smith del siglo XXI.

   Pues bien, ZP, de Adan Smith tiene lo que un servidor de iguana. No tiene ni puñetera idea de economía y más le vale hacer caso de lo que le dicen desde el Fondo Monetario Internacional. Deje de criticar al organismo y se aplique el cuento. Porque el Fondo Monetario Internacional, si lo está poniendo difícil para todo el mundo, peor lo está poniendo para España. Sólo Japón, con un retroceso económico del 6,5% previsto para el 2009,  supera a nuestro país, Eurozona incluida. La media de la UEM es del - 4,2% y la de España, ella solita, es del 3%

   El Fondo Monetario Internacional insiste en vincular la virulencia de la depresión en España al negocio del ladrillo que ha acabado por afectar a todo el sistema financiero. Si, señor. Muy solvente, con muchos controles de los organismos supervisores. Pero está cayendo, y tan estrepitosamente como en Estados Unidos. Las agencias de calificación crediticia han bajado dicha calificación a entidades como Caja Madrid, la cuarta más importante del país en lo que a activos se refiere.

   En España, mientras tanto, se mezclan churras con meninas. Se ataca a toda una autoridad en materia económica como es Miguel Ángel Fernández Ordóñez, cuya opinión se hacía sentir, incluso,  antes de ejercer como gobernador del Banco de España., por advertir de algo evidente: cuidado con el sistema de pensiones, que puede peligrar a medio plazo. Y Corbacho, como siempre, a destiempo y pasándose dos pueblos le pide que "recuerde cómo comenzó la crisis".

   Pues no, señor Corbacho, la crisis no empezó en los bancos por mucho que quieran meternos esa idea, incluso con calzador. Empezó en el mismo momento en que ustedes los políticos se empeñaron en convertir  en la pieza clave del engranaje productivo del país a la construcción. Un sector muy sensible a los avatares que conducen a corruptelas y especulaciones.

   Y la crisis no terminará cuando ustedes quieran. El Fondo Monetario Internacional lo dice bien claro, y ese debe ser el catecismo que debe imperar a partir de ahora: hasta que no se baje el nivel de endeudamiento de empresas y familias y el nivel de apalancamiento financiero, no habrá nada que hacer. Y eso, como pronto, no será posible hasta bien entrado 2010.