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En su tercer día de visita a Israel y los territorios ocupados, que transcurrió en la ciudad de Belén (Cisjordania), el papa Benedicto XVI dio un fuerte respaldo a las que llamó "legítimas aspiraciones" del pueblo palestino.
El Papa aseguró que los palestinos cuentan con el apoyo del Vaticano en sus "aspiraciones legítimas".
El contraste impresionaba, sostiene el corresponsal de la BBC Tim Franks. Cuando el pontífice expresó con los términos más contundentes su apoyo a los palestinos, la figura papal se recortaba contra el muro de un campo de refugiados.
Benedicto XVI, quien el día anterior se había descalzado para entrar en la Mezquita de la Roca -uno de los sitios más sagrados del Islam- y había estrechado las manos de sobrevivientes del Holocausto judío en el Memorial de Yad Vashem, no dudó en calificar de "trágico" que se haya levantado un muro que divide a israelíes y palestinos.
"La paz es mucho más difícil de construir", aseguró. Horas antes, había llamado a los palestinos a rechazar "la tentación de recurrir a la violencia" para alcanzar sus objetivos.
El Papa afirmó que a ambos lados de la barrera divisoria se necesitará de "un gran coraje" para superar el miedo y la desconfianza.
Por otra parte, el pontífice se declaró solidario con todos los palestinos que -dijo- han quedado sin hogar y anhelan volver a su tierra. Horas antes, en una misa en la plaza del Pesebre, había dicho que su corazón estaba con quienes sufren en la Franja Gaza.
Durante el viaje desde Jerusalén hacia la ciudad donde se cree que nació Jesucristo, el Papa pudo observar por primera vez el muro que separa a los territorios cisjordanos, relata el corresponsal de la BBC en Belén, David Willey.
Israel justifica la existencia de la barrera diciendo que tiene como objetivo prevenir ataques contra su población por parte de los palestinos, aunque estos la ven como una medida unilateral que esconde el verdadero propósito de ocupar nuevas tierras.
A su llegada a Belén, Benedicto XVI fue recibido por el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas.
En conferencia de prensa en la residencia de Abbas, el pontífice dijo que "la Santa Sede apoya el derecho del pueblo palestino a un Estado soberano en la tierra de sus antepasados, seguro y en paz con sus vecinos, y con fronteras reconocidas internacionalmente".
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, ha rechazado hasta ahora la posibilidad de crear un Estado palestino.
Benedicto XVI celebró una misa al aire libre en la plaza del Pesebre, justo frente a la iglesia de la Natividad.
En esta ciudad tan cargada de significado para los cristianos, el Papa rezó por una paz "justa y duradera" en Medio Oriente.
Aunque la población cristiana de Belén se ha reducido dramáticamente en número en los últimos años, Benedicto XVI fue recibido con una calurosa bienvenida. Incluso un pequeño grupo representativo de los cristianos de Gaza pudo participar en la celebración, gracias a que las autoridades israelíes les concedieron permisos especiales para trasladarse.
A pesar de que los cristianos en Belén son cada vez menos, al Papa le dieron una calurosa bienvenida.
Luego de la misa, el pontífice visitó un campo de refugiados también en Belén, donde viven familias que fueron desplazadas de sus hogares desde la creación del Estado de Israel, en 1948.
Benedicto XVI dijo que comprendía las frustraciones de los palestinos.
Por su pare, Abbas envío un mensaje de paz a los israelíes y al mismo tiempo los instó a "renunciar a la ocupación, los asentamientos, los arrestos y las humillaciones".
Ha sido un viaje intenso para Benedicto XVI, de 82 años. Al comienzo de su gira por la región, pasó tres días en Jordania. Luego se trasladó a Jerusalén, donde visitó los sitios sagrados de las tres grandes religiones monoteístas.
El jueves, el Papa viajará a Nazaret y se reunirá con Netanyahu. También tiene agendada una visita a una comunidad de franciscanos. El viernes se entrevistará con líderes de iglesias ortodoxas y emprenderá el regreso a Roma.
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