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Adolescentes solos

Adolescentes solos

miércoles 20 de mayo de 2009, 12:00h
   La adolescencia es una de las etapas más difíciles en la vida de cualquier persona. Es el momento en el que necesitas reafirmar tu personalidad, que empiezas tener una mirada propia sobre el mundo, en el que tu cuerpo cambia y necesitas experimentar. La adolescencia es como un río desbocado y los padres son las esclusas que intentan canalizar el caudal del agua.

   Son pocos, rarísimos, los adolescentes que no juegan a ser mayores, el problema es que no lo son. Cualquiera que tenga o haya tenido un hijo adolescente sabe que esa es una etapa en el que suelen saltar chispas. No es fácil convencer a un adolescente que fumar es una estupidez o que aunque a los quince o dieciséis años es muy pronto para que inicie una vida sexual, si lo hace, que tome precauciones para no tener que afrontar consecuencias indeseadas, desde una infección a un embarazo.

   Durante la adolescencia, los hijos necesitan a los padres más que nunca aunque su máximo deseo sea el desprenderse de la tutela familiar porque esa tutela en ocasiones sienten que les coarta, que les ahoga.

   No es fácil ser padre de adolescentes y va a ser más difícil a partir de ahora en que desde el Gobierno con el presidente al frente se dice a los adolescentes que pueden tomar sus propias decisiones al margen de la opinión de sus padres. Confieso que me han impactado las palabras de Zapatero defendiendo la autonomía de las niñas de dieciséis años para que aborten sin necesidad de comunicárselo a sus padres.

   Hablando con un dirigente socialista me explicaba que se trata de impedir que una chiquilla de dieciséis años sea madre contra su voluntad, o sabiendo que no va a contar con el consentimiento de sus padres termine en una clínica clandestina sometiéndose a una operación de aborto sin ninguna garantía sanitaria. Y, sinceramente, el argumento no me convence. No, no me convence que el presidente aparezca haciendo guiños a los jóvenes en contra de sus padres. Es más, me parece una actitud irresponsable por parte del presidente y de quienes le secundan.

   Si se quiere dar la oportunidad a una adolescente para que aborte, si es que encuentra la oposición familiar, se pueden arbitrar otras formulas, que la menor pueda pedir la tutela judicial, por ejemplo.

Porque me pregunto qué pasaría si una menor sin decírselo a sus padres acudiera a un hospital a abortar y durante la operación hubiera algún problema que pusiera en peligro su vida. ¿Se imaginan al responsable del hospital telefoneando a una familia para comunicarle que su hija está grave o ha muerto a causa de una complicación durante la operación de aborto? ¿A quién reclamarían esos padres la vida de su hija? ¿quizá al presidente?

   Defiendo la necesidad de una ley de interrupción del embarazo y que sea una ley de plazos, lo que no defiendo es que una niña, porque a los dieciséis años se es una niña, pueda asumir en solitario esa decisión. Me parece una barbaridad que en un hospital público cualquier médico asuma el riesgo de meter a una cría en el quirófano sin que sus padres lo sepan. Creo que el proyecto de ley del Gobierno no ha logrado resolver el problema entre la voluntad de la menor y la de sus padres, pero en ningún caso lo que puede hacer un Gobierno es instar al enfrentamiento de los hijos contra los padres, limitando la tutela de los padres.

   ¿Qué padre tendrá autoridad ante sus hijos si el Estado reserva a los menores decisiones tan extremas como las de decidir si abortan o no? Si pueden decidir esto, resulta ridículo pretender que el Gobierno no les permita fumar o que los padres les impongan una hora para regresar a casa por la noche. Ya sé que es inútil pedir al Gobierno que reflexione sobre este aspecto de la ley, pero debería de hacerlo.
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