Cosas que se dicen en los mítines

Un amigo mío dice que “hay que salir de casa llorado”, que no se puede llegar al trabajo a lamentarse de todo y por todo, ni puede uno quedar con los amigos para darles únicamente las quejas. Si uno sale de casa “llorado”, puede aprovechar el tiempo, desde el primer momento, para trabajar, pensar, buscar soluciones a los problemas, disfrutar, vivir la vida con los otros, que es lo que deberíamos hacer y lo que da sentido a las personas.

    A los mítines habría que llegar “insultado”, es decir, habiendo hecho en casa, a primera hora, delante del espejo y sin testigos, el ejercicio de decir las más peregrinas tonterías que a uno se le pueden ocurrir sobre sus adversarios: que si “nosotros, ideología; ellos, basura” o eso de que “os quieren quitar las pensiones”, o que “todos los derechos a los trabajadores porque creen que tenéis demasiados”, que si “España se rompe”, que si el avión oficial va o viene con su presidente dentro, que si “todo es culpa de Aznar que, además, sigue mandando en el PP”, que si “Zapatero es el gran peligro”, que si el aborto es “como ponerse tetas”, que si “los de la ceja pertenecen al pesebre”, que si “tú te lo llevas crudo”, “y tú, más”, o que “en Europa, PP y PSOE comparten el modelo lingüístico de Franco”. Si todos se olvidaran de eso, podrían empezar a hablar de lo que importa ahora, es decir, de Europa.     

Digo yo que a Mayor Oreja y a López Aguilar, a Rosa Díez, a los del PNV y de CiU, a Cayo Lara y al lucero del alba, les debe(ría) dar vergüenza escuchar lo que dicen de sus rivales y su tan poco inteligente manera de defender sus ideas, insultando al otro y no explicando su programa. O casi todos los políticos creen que los asistentes a los mítines son “cortitos” o no me explico cómo pueden decir lo que dicen sin sonrojarse. Más aún cuando saben que les esta grabando la televisión y aprovechan el minuto del telediario para lanzar “los mensajes del día” que les debe haber preparado en el cuartel de campaña algún descerebrado.

    ¿Alguien se cree que la derecha es cavernícola y quiere acabar con los derechos de los trabajadores y que la izquierda quiere destruir España? O, al revés, ¿qué sólo la derecha puede sacarnos de la grave situación en la que estamos o que la izquierda es la única que tiene soluciones “de progreso”? Seguramente es verdad eso de que “el mejor alimento de la envidia es la mediocridad” y por eso tenemos unos líderes mediocres que demuestran que se puede hacer una campaña sin exponer una sola idea constructiva, sin decir la verdad y ponerla delante de los electores. Si lo hicieran, hablaríamos de la Europa que debemos construir, de los valores que la han cimentado, de los retos que tiene por delante y de qué podemos hacer cada uno de nosotros por esa Europa de los ciudadanos. Pero los candidatos nos toman por tontos y prefieren ir a los mítines a insultar al contrario. No es de extrañar que las previsiones de participación sean tan bajas. 
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