El otro día, aprovechando una entrevista que el Follonero le hizo a Arnaldo Otegui, toqué de refilón el tema de Eta. No me tengo por periodista política aunque me importa (y mucho) todo lo que acontece día a día en nuestro país con nuestros políticos. Poco imaginaba yo, desde luego, que días más tarde Eta volvería a matar.
Aquel día vi los comentarios de los lectores y vi que uno me llamaba talibán. Sé que es una exageración porque se imaginarán ustedes que no le pongo ningún burka a nadie. Pero no deja de preocuparme que exista gente que considere que llamar a los etarras y a quienes les apoyan hijos de puta, sea algo digno de escandalizarse cuando ellos directamente o disparan o lo defienden.
Viví cuatro años en Pamplona y respiré muy bien el ambiente abertzale. En mi clase había compañeros que lo eran. Los recuerdo perfectamente cada mañana con el Egin bajo el brazo. Cada vez que serenamente iniciábamos discusiones, siempre terminaban diciéndonos: “es que vosotros no lo entendéis” Y con esa frase daban por concluida la discusión. O lo que fuera como por ejemplo la tan llevada anexión o conquista de Navarra en 1512.
Pero no me desvío. Leo que un tal Alfonso Sastre ha escrito un artículo en el que recomienda al gobierno que ceda al chantaje o habrá más muertos. Genial. No se puede ser más explícito. Es la versión heavy del niño que llora y además patalea si no se le levanta el castigo. Y todo el mundo sabe que ceder al chantaje emocional de un niño de manera sistemática trae consigo un adolescente insoportable y un adulto problemático.
Voy a dar por sentado por un momento que el resto de los españoles que vivimos fuera del país Vasco no entendemos nada de la política de aquélla comunidad autónoma. Voy a dar por sentado que somos unos ignorantes de sus costumbres, de su política, de sus tradiciones, fueros y demás. Y dando por hecho estas premisas sigo sin entender por qué matan. Y aunque me expliquen ustedes doscientas mil tesis empezando por la historia del mismísimo Sabino Arana sigo sin entenderlo. A lo mejor es que soy dura de entendederas. O puede que no conozca bien la historia a pesar de haber estudiado precisamente esa carrera. Pero es que aún así, sigo sin entender por qué matan. Es que no lo entiendo y me temo que no lo entenderé jamás.
Y no vengan con explicaciones absurdas ni con frases de tú no vives aquí. Mire usted yo no pisé nunca los campos de exterminio nazi (ni siquiera había nacido) y comprendo perfectamente aquél horror. Tampoco me embarqué en ninguna carabela del imperio de Felipe II y sé de las carnicerías que los soldados españoles cometieron con los indígenas. Y les puedo poner cientos de ejemplos: la actual China, Franco en España, Pol Pot, Ceasceucu, la Rusia de Stalin… Hijos de puta que gobiernan o distorsionan a los que gobiernan los ha habido siempre. Y para comprender la dimensión de todo esto sólo hay que tener un cosa clara: matar es una acción intrínsecamente mala, en cualquier parte del mundo, incluido el que ustedes pretenden aislar.
Yo sólo sé que a partir de hoy hay una mujer más que cada mañana es muy probable que se abrace amargamente a la almohada y no pueda parar de llorar por dentro la pérdida de su compañero, Eduardo Puelles.
Si no es en este mundo será en el otro pero algún día tendréis que pagar por lo que hacéis. Y me imagino que esto, no lo entendéis.
Si (
No(
