¿Y ahora qué?

   Pasan los días y los periódicos, las radios, las televisiones van dejando de lado lo que sucede en Irán. La actualidad manda, y habida cuenta de que el régimen está reprimiendo con terror las manifestaciones de la oposición, cada vez son menos las noticias que llegan a Occidente.

   Yo me pregunto si nuestro Gobierno y el resto de los Gobiernos europeos, además de Estados Unidos, no deberían ser menos "diplomáticos" a la hora de defender los derechos humanos de los iraníes. Y es que desde que se celebraron las elecciones en Irán y miles de iraníes salieron a la calle para denunciar un presunto fraude, el régimen iraní viene machacando literalmente a todos aquellos que se manifiestan. Pero no sólo eso, hay desaparecidos y muertos.

   Otra muestra de la perversidad y maldad del régimen iraní es obligar a manifestantes y opositores, después de haberlos torturado debidamente, a salir en televisión mostrándose arrepentidos.

Confieso que me sorprende que en nuestro país parece que a nadie le importe lo que sucede en Irán. El Gobierno viene manifestándose de manera prudente y equidistante, la oposición ha dicho todavía menos. En cuanto a los intelectuales, actores, dramaturgos, cantantes, etc, deben de estar todos de vacaciones porque tampoco se han hecho escuchar.

   De manera, que yo me pregunto si los derechos humanos valen lo mismo en un sitio que en otro, si depende de que en donde se violen hay quien justifica el silencio. A mí, este silencio me parece vergonzoso, porque la defensa de los derechos humanos no debería de estar supeditada a ideologías o conveniencias políticas.

   En Cuba se tortura y hay que denunciarlo. En Birmania hay una dictadura feroz y hay que denunciarlo. En China se aplasta a los disidentes y hay que denunciarlo. En Afganistán la ley no existe y hay que denunciarlo. En Arabia Saudita, los países del Golfo y emiratos las mujeres son ciudadanas de quinta categoría y hay que denunciarlo. Los guineanos sufren una dictadura férrea y hay que denunciarlo. Y así, desgraciadamente, en tantos y tantos otros lugares.

   De manera que no entiendo porque no hay manifestaciones de apoyo, manifiestos y otras iniciativas en favor de la oposición iraní, de todos aquellos que se están jugando la vida revindicando la libertad.

Pienso en todos esos miles de personas que han sido capaces de defender la libertad frente al régimen y creo que no merecen estar solas.