Con ETA campando a sus anchas por la isla, diez días después de haber asesinado a dos guardias civiles, en una Mallorca donde se encuentra el Jefe del Estado y la Familia Real casi al completo, la foto de la exhibición policial en la detención y conducción esposada, con manifiesto encono y no disimulada inquina, de los cargos del PP, resulta ya no indigna, sino particularmente obscena. La Policía Nacional, sus responsables jerárquicos y en última fiscalía, juez y ministro están hoy bajo un juicio que va más allá de los legajos y los considerados legales. Es el del sentido común, el del sencillo discurrir de la gente de la calle:
"Se encarnizan con quienes simplemente pueden llamar a declarar sin tanta parafernalia, montan un espectáculo mediático político con ellos pero mientras los etarras asesinos siguen sueltos y poniendo bombas donde les da la gana en el más importante destino turístico de España que además es isla".
La policía nacional, en especial la de Mallorca, y sus responsables políticos han caído y han provocado ellos mismos un descrédito lamentable. Para más oprobio será, encima, el terrorismo quien sacará pecho. Pudo asesinar a los guardias civiles porque el cuartel no tenía ni un miserable inhibidor de frecuencias y ni siquiera un cámara de vigilancia. Ya era grave. Pero ahora la vergüenza y el fiasco llegan después de esa obscena representación fotografiada y delante de ello no cabe defensa sino quienes han dirigido la sesión sean expulsados de lo que han convertido en un plató cuando lo que tenían que hacer era dedicar todos sus esfuerzos a capturar asesinos...
Porque los fiascos y los desparrames policiales no sólo pueden sino que también deben ser criticados. Y eso no es dejarlos de apoyar en sus esfuerzos. Al revés: eso es intentar apartar a quienes los distraen y entorpecen para que dejen de estorbar y ensombrecer en el combate prioritario y esencial.
¿Era necesaria esa parafernalia de detenciones con cámaras y la mayor exhibición publica, entrando a las doce en el Ayuntamiento para llevar a declarar a un concejal al que puede citarse sin más? ¿Era necesario mantenerlos en los calabozos policiales durante 72 horas antes de llevarlos ante el juez, para luego exhibirlos esposados de dos en dos, sin permitirles siquiera un mínimo aseo?.
No. Rotundamente no. Ya lo eran antes de los bombazos etarras. Eran ya entonces unas fotos indignas las que se programaron y provocaron. Ahora son obscenas. Ha sido grotesco, desproporcionado, lesivo contra la dignidad y los derechos de las personas y sospechosamente politizado y partidista. Más si se contrasta con detenciones similares de otros detenidos de diferentes partidos. El trato policial y judicial que se les ha dispensado ni siquiera es el que se da a los etarras capturados por asesinos. Y eso no hace falta que lo diga la Cospedal. Eso lo cantan las fotografías que reflejan la desmesura y hasta la inquina de un trato a todas luces enconado hasta en hacerles caminar esposados de dos en dos. Lo dicho. Así no hemos visto ni a los etarras. A ellos es a quienes nos hubiera gustado ver en estos diez días que han permanecido en Mallorca.
¿Actúa pues la Fiscalía Anticorrupción con la misma vara de medir con todas las formaciones políticas? ¿O tiene dos muy diferentes varas? La respuesta esta en la foto. Una foto que se permitió y provocó con un claro objetivo pero que puede muy bien volverse radicalmente en contra de quienes la han propiciado. Ya se había vuelto. Pero ahora lo ha hecho con estrépito. Con el de las bombas.