El final del culebrón de Caja Madrid

Antonio Beteta, el consejero de Economía de la Comunidad de Madrid, lo dijo antes de irse de vacaciones. El proceso electoral en Caja Madrid, que debe culminar con el nombramiento de un nuevo presidente en sustitución de Miguel Blesa, comienza este mes de septiembre con la constitución de la Comisión Electoral. Esta, en síntesis, deberá vigilar todo el proceso de designación de los compromisarios que acudirán a la Asamblea General: en representación de los impositores, los ayuntamientos, las instituciones regionales y los empleados.

   Todos ellos forman  dicha Asamblea que, entre otras cosas, deberá ratificar al nuevo consejo de administración y a la nueva comisión de control, los organismos de los que deberá salir el nuevo presidente ya que Miguel Blesa, según la nueva Ley de Cajas, no se podrá presentar a la reelección. Habrá agotado sus mandatos. Todo este proceso debe culminarse antes de final de año, según la legislación.

Y así acabará uno de los mayores quebraderos de cabeza que ha tenido el gobierno de Esperanza Aguirre en esta legislatura. Una batalla que empezó con la aprobación de una Ley Regional de Cajas, que, al final, acabó en el Tribunal Constitucional, muy contestada por algunos ayuntamientos por considerar que se recortaba su representación en la institución financiera. Encabezados por Ruiz Gallardón, este sector fue apoyado por el presidente, Miguel Blesa, sabedor de que la nueva normativa le obliga a abandonar el cargo al no poder optar a la reelección.

   La lucha entre los dos sectores, el oficialista, también llamado "aguirrista", y  el gallardonista se llevó a todos los terrenos, pero donde más se destacó es en la Comisión de Control, el organismo encargado de poner en marcha el proceso electoral. La "guerra" entre ambos bandos llegó a ser tan patética que hubo un momento en que se reunieron dos comisiones de control por separado, con dos presidentes que se consideraban "legítimos" y sus decisiones contrapuestas. Un asunto, por cierto, que los tribunales no han acabado de resolver.

   Ahora parece como si todo este episodio hubiese quedado enterrado. Las órdenes tajantes llegadas de Génova han sido aceptadas por aguirristas y gallardonistas y Blesa ha visto cómo sus intentos por mantenerse en la Presidencia no han dado sus frutos. Incluso con maniobras de última hora como fue el intento de fusión con otras cajas que habrían parado el proceso electoral.

    Sin duda, en el final de la controversia ha tenido que ver, y mucho, los pactos que el Gobierno de Aguirre ha alcanzado con Izquierda Unida y con el Partido Socialista de Madrid. Unos pactos en los cuales también han intervenido los sindicatos más representativos, Comisiones Obreras, mayoritario, y UGT, en minoría. Todos han alcanzado el consenso necesario que ha permitido modificar la Ley, la retirada del recurso de inconstitucionalidad, y el impulso del proceso para concluir con las diferencias surgidas.

   Ahora se trata de saber quien sucederá a Blesa al frente de Caja Madrid. Se ha hablado de muchos nombres: Luís de Guindos, José Folgado, Rodrigo Rato, Pizarro,  entre otros, están en todas las quinielas. Pero, en estos momentos, cualquier especulación al respecto sólo es eso, especulación, según señalan desde Génova. No hay candidato. Al menos a fecha de hoy aunque este asunto deberá resolverse antes de que finalice el mes, según fuentes de la Consejería de Economía de la Comunidad madrileña.

   De momento, todos guardan cierta prudencia al respecto. Cualquier indiscreción, cualquier maniobra en falso puede echar a perder un difícil equilibrio alcanzado después de muchos meses de divisiones y enfrentamientos, algunos de los cuales, repito, patéticos.