Empresas y accionistas

AEMEC, una asociación que intenta agrupar a los pequeños accionistas, ha convocado un premio para elegir a la empresa de este país que mejor trata a sus verdaderos propietarios. Esos que, de una manera u otra, sostienen con su dinero un proyecto que, casi siempre  empieza  con unos pocos pero que acaba siendo asunto de muchos. Y si no que se lo pregunten a los minoritarios de Telefónica, de Repsol o de Santander  o BBVA por poner ejemplo de las mayores corporaciones de este país.

   Uno lleva mucho tiempo asistiendo a juntas de accionistas y ha podido comprobar cómo, en muchas ocasiones,  la voz de los minoritarios apenas es escuchada por los gestores de sus sociedades, salvo honrosas excepciones que prefiero no citar pero que está en la mente de todos los que mas o menos trabajamos en este negocio que es el mundo de la economía y de las finanzas, bien sea informando sobre el mismo, bien sea trabajando o participando en  él, pero ese es otro cantar.

    Desde hace unos años, se ha puesto de moda en las empresas lo que se llama Responsabilidad Social Corporativa. La RSC no es otra cosa que el comportamiento de los gestores plasmado en los denominados Códigos del Buen Gobierno de las empresas y que suele actuar en varios sentidos: respeto y consideración a los trabajadores, respeto al medio ambiente y a la sociedad, respeto a los proveedores y, sobre todo, respeto a los accionistas.

    Los  Códigos del Buen Gobierno de las empresas consideran a los accionistas los verdaderos propietarios y, por primera vez,  en la mayoría de los documentos se  toma en consideración el principio del "respeto a las minorías", lo que convierte en democrática a una empresa.

   En efecto. Evitar, por todos los medios   lo que se ha dado en llamar "el rodillo de las mayorías" teniendo en cuenta los principios de proporcionalidad y respeto a las opiniones minoritarias, es lo que se llama " democracia", el sistema de gobierno menos malo de que se ha dotado este planeta llamado  Tierra. Pero en las empresas, -  no sólo en España sino a nivel mundial-,  estos principios básicos no han sido tenidos en cuenta. El poder del dinero ha generado, en ocasiones los llamados "núcleos duros" que se han conformado, en lo que a participación en la gestión empresarial se refiere, con dar dividendos a los otros sin apenas escuchar sus opiniones. Como dijo en cierta ocasión un  accionista del ya extinto Banco de Vitoria, hace, ya, unos años,  "lo que se trata es de que nos den  pingues beneficios y así mantenernos la boca cerrada".

   Pero las cosas han cambiado y los accionistas minoritarios no se conforman con el regalito de la Junta y con el cobro anual de dividendos. Se asocian entre ellos para presionar mejor. En el pasado hubo algunos ejemplos de este tipo de asociación que no dio sus frutos, pero , ahora, AEMEC, la Asociación Española de Accionistas Minoritarios de Empresas Cotizadas, parece haber cuajado. Sobre todo a raíz de los acontecimientos surgidos en torno a la crisis del sector financiero.

   AEMEC es necesaria, como son necesarias las asociaciones de consumidores, los sindicatos y todas aquellas instituciones que velan por los intereses concretos de la ciudadanía. Sólo así se puede articular una sociedad civil justa y participativa. Por eso, que AEMEC busque, ahora, coincidiendo con su Tercer Congreso, a la empresa de este país que mejor se comporta con sus accionistas minoritarios, es decir, las que cumplen su Código de Buen Gobierno en la materia,  es algo positivo que hay que saludar con verdadera alegría.

   Ahora, lo importante es saber quien va a ganar ese premio. Yo ya tengo mi favorito, pero prefiero esperar a que Manuel Olivencia anuncie, el  20 de octubre, la decisión del jurado. Para entonces, les prometo decirles la verdad: si el jurado y yo coincidimos.