La portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, Soraya Sáenz de Santamaría, gana puntos en la estima interna popular. Sus actuaciones en el debate sobre el rescate del Alakrana, o durante las sesiones de control al Gobierno, le han valido numerosas felicitaciones que la asientan como auténtica jefa -cada vez más incuestionable- del Grupo Parlamentario Popular.
Su último ‘duelo’ con la vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega -que también fue felicitada por los suyos- ha sido considerado por muchos analistas políticos como uno de los mejores que ha hecho desde que asumió el cargo de portavoz y también como uno de los más vibrantes.
Mariano Rajoy se lo perdió porque ese día -en plena polémica por las filtraciones sobre la sentencia del Estatut- el presidente del PP viajó hasta Tarragona para respaldar la candidatura a la presidencia de la Generalitat catalana de Alicia Sánchez Camacho.
Pero quizá por ello Rajoy quiso hacerle un pequeño ‘homenaje’ y reunió en un conocido bar próximo al Congreso a un destacado grupo de parlamentarios, junto a algunos de los asesores que trabajan ‘en silencio’ para el Grupo, a los que invitó a comer en plan de “tapeo”.
Allí estaban, entre muchos otros, José Luis Ayllón, Fátima Báñez, Jorge Moragas, José María Lasalle, Álvaro Nadal y Alfonso Alonso. Pero la protagonista fue Soraya, que ese día todavía saboreaba las favorables críticas cosechadas por el debate con la ‘vice’. Parece que sí, que 'Soraya se consagra'.