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"En cinco minutos"

domingo 29 de noviembre de 2009, 13:58h

Lo importante no es que el proyecto de ley de economía sostenible del Gobierno dentro de ser un paso adelante y contener aspectos positivos, parezca una improvisación, tenga lagunas muy importantes, se haya hecho de espaldas a las organizaciones sociales y empresariales, a las comunidades autónomas y a los restantes paridos políticos y no explique de dónde van a salir los medios para hacer efectivo el cambio. Lo preocupante es que la vicepresidenta Salgado diga que “cuando Zapatero lo propuso en el debate del Estado de la nación no se le había ocurrido cinco minutos antes”. Es preocupante que lo diga, porque lo parece. En el programa electoral del PSOE en 2004 iba ya el cambio de modelo productivo y han perdido cinco años para llegar a esto. Más aún, el Gobierno ha desperdiciado los Presupuestos de 2010 para incluir en ellos muchas de las medidas que ahora propone.

Es muy difícil que pueda funcionar una reforma del modelo –me gusta mucho más hablar de modelo productivo o economía productiva que de “sostenible”, que es puro marketing- si no se cuenta con el respaldo de las comunidades autónomas que son las que tienen que acabar pagando y aplicando estas reformas. Tampoco es posible sin el apoyo de las organizaciones sindicales, aunque éstas vienen plegándose dócilmente a los intereses del Gobierno, y sobre todo de las empresariales. Quien crea empleo estable no es el Estado sino los empresarios y el Gobierno debería favorecer un marco legal y económico que facilite la creación de empleo, en lugar de endeudarnos para crearlo artificial e improductivamente y, en este caso sí, de forma “insostenible”.

No se puede hacer una reforma del modelo productivo sin atacar a fondo reformas básicas: el modelo laboral, la reforma educativa y de la I+D+i, el modelo de pensiones, la reforma industrial, el sector financiero -especialmente el dislate de las Cajas de Ahorro- que está provocando el estrangulamiento del crédito-, del sector de la construcción, del ideologizado modelo energético, de la economía sumergida… La vicepresidenta recurre a esa demagogia izquierdista de la gauche divine cuando dice que el horizonte de España no es nuclear, “creemos en las energías de la paz”, lo que es una chorrada monumental, especialmente si lo dice una mujer a la que se le presupone inteligencia y sentido común. La mayoría de esas reformas no están en la ley de economía insostenible del Gobierno Zapatero.

Pero, sobre todo, el empleo. El paro es el problema número uno de España en este momento y el Gobierno sigue sin afrontarlo. Sin consenso de autonomías, organizaciones sociales y partidos, y sin medios económicos para afrontar todas estas reformas, la propuesta del Gobierno es un brindis al sol. Ojalá sirva, al menos, para abrir un debate serio entre todos los afectados sobre un asunto fundamental. Pero no esperen milagros ni en cinco minutos ni en cinco años. Esto no es Lourdes.
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