Son graves las denuncias que hizo públicas, con su renuncia, el gerente de la Empresa Eléctrica Quito, Carlos Andrade Faini. El ahora ex gerente denunció en carta al presidente Correa que había advertido de los estiajes, siete meses atrás, a Esteban Albornoz, pero que "el ministro dispuso que se mienta señalando que los cortes eran producto de choques de vehículos y descargas eléctricas porque Albornoz creía que iba a llover".
No son un misterio los problemas de generación hidroeléctrica por la cíclica incidencia de los estiajes. Resulta inexcusable no haber arbitrado medidas para poner a punto las centrales térmicas y evitar los cortes de energía. Todo lo que se ha hecho en las últimas semanas
se debió ejecutar con la debida anticipación. A la negligencia, se añade la acusación de mentira.
Otras denuncias de Andrade se refieren a los montos de construcción de proyectos como el Quijos-Baeza, en el que los iraníes proponen una construcción por $440 millones, cuando se rechazó la propuesta anterior de la empresa brasileña Correa & Camargo por la mitad, por considerarla muy cara. Otra denuncia es contra el presidente del Comité de Empresa, Édgar Ponce.
Por su parte, el ministro acusó al ex gerente de no responder con eficacia a la crisis, de realizar un viaje innecesario con un costo de $50 mil y otros derroches presupuestarios en publicidad.
Por los dos lados, la pelea deja al descubierto hechos irregulares que tienen que ser investigados y procesados por la Justicia. Se trata de la negligencia y la imprevisión que han llevado a los apagones, y de responsabilidades que competen a funcionarios y no se pueden
Endilgar a la "naturaleza", como lo hace la publicidad oficial; hay también lesión a la fe pública y posibles actos de corrupción.
Genera escepticismo en la ciudadanía que denuncias y acusaciones de esta índole conmuevan un día y se olviden al día siguiente.
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