Se acabó la fiesta

No se puede decir literalmente que se hayan acabado las Navidades  porque todavía quedan por llegar los Reyes Magos, pero con el año nuevo se ha acabado el espejismo de la alegría, el consumo, los atracones familiares y las salidas nocturnas. La cuesta de enero de 2010 va a ser más cuesta que nunca; una auténtica rampa.

Para que se vayan haciendo una idea, suben: los impuestos, al desaparecer la deducción de los cuatrocientos euros, la tarifa eléctrica, los trenes de cercanías, el AVE y los de largo recorrido y aumentan los intereses de las cuentas bancarias, de los títulos de deuda...

 O sea, que al desprovisto bolsillo, pelado tras los fastos de las "entrañables fiestas", solo le esperan penas en este comienzo de año que se presenta arduo y duro como ninguno. A los que, pese a todas las dificultades de 2009, consiguieron hacer algún ahorrillo la nueva reforma fiscal les va a doler especialmente. Desde el uno de enero entran en vigor los incrementos fiscales que penalizan el ahorro, como la subida de las retenciones en los beneficios en la venta de acciones, se pagará más a Hacienda por la venta de inmuebles (el que consiga vender un piso) o por rentas de capital.

El afán recaudatorio no es exclusivo del Gobierno de Zapatero, que con todo es el que se lleva el primer premio, también las Comunidades Autónomas necesitan dinero urgentemente y suben tasas y precios sin reparar en la crisis. Porque la subida de los billetes de cercanías, en el caso de Madrid, es decisión del equipo de Esperanza Aguirre, que, sobre  esto, prefiere no hacer comentarios.

Zapatero prometió que no se subirían los impuestos de forma generalizada y a todos por igual, pero el déficit aprieta y las promesas se las lleva el viento. La subida del IVA, que llegará en el verano, va a suponer una subida de precios que va a afectar a todos los bolsillos, ricos, pobres y mediopensionistas.

Destacados expertos económicos cuestionan que un incremento de la fiscalidad, en un momento en que el consumo se ha retraído peligrosamente, sirva para algo como no sea retrasar la recuperación económica. A su juicio se puede entrar en una espiral de no consumo, descenso de la producción, pérdida de puestos de trabajo etc. Exactamente lo contrario de lo que se busca.

No obstante la principal preocupación de los españoles, según el último sondeo del CIS, sigue siendo el paro, y para los desempleados es para los únicos que el año empieza con una noticia consoladora: a los que se les agote el subsidio cobraran 420 euros durante seis meses más. Menos mal.