“Tengo confianza plena en que el rumbo elegido es el adecuado y en que vamos a superar este difícil momento”, afirmó muy serio
Zapatero ante los dirigentes socialistas a lo que en varias ocasiones pidió no solo fe en su manera de hacer las cosas para transmitir a su vez “confianza” en la sociedad, sino también “responsabilidad”, “voluntad y temple para perseverar” en el esfuerzo para explicar a los ciudadanos “lo que hacemos y porqué lo hemos hecho”.
Pese a que nuestro país va de mal en peor, y sin importarle las duras críticas que ha tenido que escuchar en el foro de Davos, el presidente del Gobierno pintó un escenario de futuro bastante optimista de lenta recuperación de nuestra economía en los próximos tres años, salvo en lo que se refiere a las cifras de paro que reconoció que seguirán siendo negativas durante casi todo el año.
“Tenemos un proyecto político con una trayectoria de defensa de los derechos sociales. No hago nada con más convicción y pasión que defender esa confianza en el país y en nosotros mismos”, les animó Zapatero, que fue aplaudido en tres ocasiones por los dirigentes que asistieron al Comité federal.
Zapatero recordó la “solidez de nuestro sistema financiero” y también que el apoyo económico que ha dado el Gobierno a este sector “no ha costado ni un duro a los ciudadanos”. También presumió de los efectos del Plan E y de no haber tocado las inversiones en I+D+ I, ni en infraestructuras ni en otras partidas ‘sociales’, como las becas o la protección a los parados o las familias, así como el mantenimiento del cheque bebé. No faltó tampoco la insistencia en echar la culpa de esas astronómicas cifras de paro a la economía del ladrillo que “ha destruido el 60% de los puestos de trabajo” mientras en los años 90 fue una crisis industrial.
Zapatero se refirió también a las reformas que acaba de emprender el Gobierno, entre ellas el “pensionazo” como acaba de bautizarlo el líder del sindicato Comisiones Obreras, que eleva la edad de jubilación hasta los 67 años y que el presidente la calificó como “una propuesta razonable” cuyo debate se ha abiertto en “todos los países de la UE, pero advirtiendo que sólo se aprobará dentro del Pacto de Toledo y si hay consenso entre los agentes sociales.
Más delante anunció que el próximo viernes el Consejo de Ministros también planteará las bases para la tan temida reforma del mercado laboral, con un único límite: “preservar los derechos de los trabajadores”.
No habló de la 'polémica nuclear', pero sí del PP
En su exhaustivo repaso a la actualidad política y económica, el líder del PSOE eludió, sin embargo, hacer referencia la fuerte polémica abierta en torno a la sede del cementerio de residuos nucleares que ha enfrentado a dos de los barones de su partido - el castellano manchego,
José María Barreda y el catalán
José Montilla- con los alcaldes que aspiran a que sus municipios alberguen el silo. Del Pacto por la Energía, por ende, ni rastro.
Si habló del Pacto de Educación y ahí apeló a “la responsabilidad” del PP como principal partido de la oposición para que llegue a buen puerto por lo que pidió a
Mariano Rajoy que sepa “estar a la altura de las circunstancias”. Ahí aprovechó para meter una cuña en el zapato del dirigente popular al referirse, sin citarlo, a su propuesta de instaurar la cadena perpetua revisable para delitos s excepcionales. Pero para hacerlo utilizó el endurecimiento que ha pedido el PP en las políticas de inmigración que calificó de “incoherente” alertando sobre “la tendencia al populismo” que está demostrando en ese tema Rajoy y que a su juicio es “inaceptable”.
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El presidente hizo finalmente una breve alusión a las prioridades de sus seis meses de Presidencia Europea, que evidentemente estarán centrados en la recuperación económica y la creación de empleo y felicitó también a la Ertzainza por los éxitos antiterroristas logrados estos días contra ETA en colaboración con la policía y la Guardia Civil.
En este sentido, el presidente reiteró la “línea de firmeza decidida” en la lucha con esta lacra que será “la gran prioridad nacional” y que terminará haciendo “mas débil al terrorismo y más fuerte a la democracia y más libre a la sociedad vasca”
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