La XVIII Cumbre de la Unión Europea y Rusia concluyó el pasado viernes sin un acuerdo para iniciar las negociaciones sobre un nuevo pacto estratégico bilateral, ante el veto de Polonia. Varsovia se niega a dialogar con los rusos hasta que el Kremlin suprima la prohibición de importar carnes y verduras a este estado de la Europa del este, que se ha convertido en el primero, desde la última ampliación, en frustrar un acuerdo internacional de la UE. Bruselas no pudo pues presumir de la posición común que venía defendiendo desde hace meses y los Veinticinco volvieron a casa sin haber hecho los deberes, principalmente, en lo que a materia energética se refiere.
Para el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, la medida adoptada por Rusia es "desproporcionada". Según el portugués, el embargo ruso se basa en consideraciones sanitarias infundadas, ya que "no hay razones técnicas para mantenerlo", tal y como demostró recientemente una misión de inspectores europeos que viajaron a Polonia para certificar las condiciones sanitarias de sus productos.
Por su parte, Vladimir Putin, señaló que el problema no es la carne procedente de Polonia, sino la que llega de terceros países, sobre todo de Asia, a través de Varsovia. El presidente ruso apuntó que este tipo de productos ganaderos no están prohibidos sólo en Rusia, sino también en la UE, y que también Ucrania decidió bloquear las exportaciones de carne polaca el pasado mayo. Asimismo, instó a la UE a adoptar un certificado único de exportaciones, ya que esta medida ayudaría enormemente a evitar este tipo de conflictos.
A pesar de las dificultades, Bruselas y Moscú insistieron en que las relaciones bilaterales no están afectadas y que la cooperación seguirá dentro del marco actual. Para el jefe del Kremlin no todo está perdido ya que el acuerdo, basado en la asociación y en la cooperación, podrá prolongarse sin dejar un vacío legal en los nexos en los que su Gobierno trabaja actualmente con la UE. La realidad es que el actual pacto, que expira en 2007, seguirá en vigor mientras no se alcance otro.
Sea como fuere, la falta de consenso deja sin continuidad al acuerdo de cooperación y asociación que comunitarios y ex soviéticos firmaron en 1997. Hace casi diez años, el entonces mandatario ruso, Boris Yeltsin, firmó un pacto con la también entonces UE sobre asuntos relativos a la migración, a los derechos humanos y a la energía, uno de los capítulos prioritarios de la agenda actual de los Veinticinco, dada su dependencia exterior, cifrada en un 30% a día de hoy y estimada en un 50% de aquí a 20 años.
Un compromiso: Siberia
El clima de mal entendimiento no impidió, sin embargo, que comunitarios y ex soviéticos alcanzasen pactos, como el de Siberia. Así, durante la Cumbre de Helsinki, la Unión Europea y Rusia firmaron un acuerdo por el que Moscú se compromete a suprimir progresivamente de aquí a 2014 los recargos que cobra a las aerolíneas comunitarias por sobrevolar el territorio de Siberia, que han supuesto este año cerca de 300 millones de euros.
El vicepresidente de la Comisión y responsable de Transportes, Jacques Barrot, rubricó el acuerdo con el ministro ruso de Transportes, Igor Levitin, en presencia de la ministra finlandesa y presidenta de turno del Consejo, Susana Huovinen. Barrot señaló que este acuerdo representa "un gran paso adelante" y "permite normalizar las relaciones en el sector del transporte aéreo entre la UE y Rusia". "Mejorará de forma significativa la competitividad de las aerolíneas europeas y facilitará sus operaciones hacia los mercados emergentes de Asia", recalcó.
El acuerdo pone fin a una práctica que según la UE no es compatible con el derecho internacional, en particular con la Convención de Chicago. Consiste en que, además de las tasas habituales de navegación aérea, las aerolíneas comunitarias tienen que pagar un recargo a la compañía aérea rusa Aeroflot para tener derecho a sobrevolar el territorio ruso en las rutas entre la UE y Japón, China y Corea del Sur.
El compromiso establece la eliminación progresiva del recargo entre 2010 y 2013 y su supresión total como muy tarde el 31 de diciembre de 2013, de forma que las aerolíneas paguen únicamente las tasas de navegación previstas por la Convención de Chicago. Las compañías ya no deberán concluir acuerdos comerciales con Aeroflot para utilizar rutas transiberianas y no se podrá aplicar el recargo a ninguna operación nueva en estas rutas.
En 2002, el Ejecutivo comunitario decidió vincular la supresión de las tasas en Siberia a la adhesión de Rusia a la Organización Mundial del Comercio. En el contexto de estas negociaciones, el ministro ruso Guerman Gref presentó en mayo de 2004 un compromiso para suprimir los recargos en diciembre de 2013, pero nunca lo puso en práctica. Para desbloquear la situación, los Veinticinco dieron un nuevo mandato a Bruselas en marzo de 2006 con un duro llamamiento a Moscú para que actuara, lo que según el Ejecutivo comunitario ha permitido negociar en mejores condiciones y acelerar las discusiones.
El compromiso del Gobierno de Putin se verá, eso sí, recompensado con el apoyo de la UE a la candidatura rusa a entrar en la Organización Mundial del Comercio (OMC). De hecho, durante la cumbre Rusia-UE, los socios comunitarios han prometido a Moscú que la Comisión Europea contribuirá en lo posible a un término exitoso de esas negociaciones.
Dimensión septentrional
Por otra parte, los líderes de Rusia, la UE, Islandia y Noruega debatieron el proyecto de dimensión septentrional, propuesto hace una década por Finlandia, actual Presidencia de la UE. En 2003, en Bruselas fue aprobado un plan de actividades para 2004-2006, que incluía cinco sectores prioritarios: la economía, el desarrollo de recursos humanos, la protección del entorno, la cooperación transfronteriza, la justicia y los asuntos internos.
Las regiones prioritarias de aplicación de la política en cuestión son la provincia de Kaliningrado, dada su situación geográfica específica, y la parte noroeste de Rusia. Las partes cooperan también en materia de seguridad, en la lucha contra el narcotráfico y la migración ilegal, en las zonas fronterizas y operaciones de socorrismo, la prevención de enfermedades infecciosas, así como en materia de salud pública y asistencia social. En el fondo "Dimensión Septentrional" actualmente están acumulados 225 millones de euros.
Esta cumbre cuatripartita, que se celebró al término de la reunión Rusia -UE, estuvo también dedicada a mejorar las condiciones del cruce de fronteras para las personas y cargas y a intensificar los contactos humanos y comerciales entre las regiones afectadas y entre éstas y Rusia y la UE.
"Asuntos propios"
Y como era de prever, Putin no quiso dar mayor protagonismo al asesinato de la periodista Anna Politkovskaya ni al envenenamiento mortal del ex espía ruso Alexander Litvinenko. Aun así, el presidente ruso instó a la UE a unir los esfuerzos en la lucha contra los asesinatos políticos y a no politizar la situación en torno a los crímenes resonantes.
"Es contraproducente estar politizando constantemente la situación, buscar unos lados de la realidad que, supuestamente, son propios sólo de la vida rusa", dijo Putin. En su opinión, "no se debe olvidar que crímenes análogos se cometen asimismo en países europeos, donde también hubo asesinatos políticos que hasta ahora no están descubiertos".
En esta misma línea, Putin consideró que la muerte en circunstancias extrañas del ex espía ruso Alexander Litvinenko es "una tragedia", pero negó que Moscú haya tenido algo que ver en ella. "Esto no es una muerte violenta, así que no hay bases para especulaciones de este tipo", dijo. Poco antes de morir en un hospital de Londres, el ex espía dictó una declaración en la que acusó al presidente ruso de estar involucrado en el presunto crimen.