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Chávez y los etarras

miércoles 17 de marzo de 2010, 04:43h

A los terroristas hay que buscarlos hasta debajo de las piedras, pero la verdad es que hay piedras y hay piedras. No es lo mismo la colaboración con Francia o con Portugal que dictar órdenes internacionales de detención, como ha hecho el juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco contra etarras o miembros de las FARC colombianas que residen en Venezuela y en Cuba. Porque lo más probable es que esas órdenes, cuando sean recibidas en los países de Hugo Chávez y de los hermanos Castro, acaben en la papelera, y hasta respondan que esos delincuentes no residen allí o que son unas bellísimas personas.

No es verdad que el mundo sea un pañuelo sino que es, más bien, un laberinto. Lo que pretenda un dignísimo magistrado español, cumpliendo con su deber, en Caracas o en La Habana suena a música celestial. Las “órdenes internacionales de detención” son eficaces en los países libres, que respetan los derechos democráticos, pero en las naciones gobernadas por caudillos o por tiranos no sirven de nada.

Ojalá nos equivoquemos, pero por muy contundentes que sean las pruebas de que seis presuntos etarras y otros tantos terroristas de las FARC colombianas se han entrenado conjuntamente en el manejo de explosivos y han intentado cometer varios asesinatos  (entre ellos el del presidente Álvaro Uribe y el de su antecesor Andrés Pastrana), a pesar de todo eso  -decimos-  la orden del juez Eloy Velasco es como una botella que, conteniendo un mensaje, fuese arrojada al océano Atlántico, y apareciese años después en cualquier playa o en las redes de un pescador.

A los países que no respetan los Derechos Humanos o la libertad de expresión, lo que solicite un juez español o francés o alemán no les crea inquietud alguna. Dirán, más o menos: “Allá los españoles con sus líos, y que se vayan al carajo”. Esto es así de triste y así de real. Después irá el ministro Moratinos, en el papel de “pobre hombre”, mendigando algún gesto, y le tomarán otra vez el pelo. No es la primera vez, ni va a ser la última. La Madre Patria está de capa caída, y la señora que representa la imagen de la Justicia, con la balanza y con los ojos vendados, es en Venezuela y en Cuba un 'ninot' como los que arden en estos días en Valencia.

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