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¿Harto de vino?

¿Harto de vino?

sábado 05 de mayo de 2007, 14:52h
El Sr. Aznar, para más señas ex presidente del Gobierno, no quiere que se impongan normas de comportamiento y, como ejemplo del exorbitante sentido del liberalismo del que presume, nos habla en un 'totum revolutum' de las hamburguesas gigantes, del vino, o de la velocidad en las carreteras. ¡Que cada uno haga lo que quiera, sin limitaciones, sin cortapisas, sin condiciones, sin restricciones que coartan la libertad! ¡Faltaría más!

"A mi no me gusta que me digan: no pude ir usted a más de tanta velocidad, no puede usted comer hamburguesas de tanto, no puede usted comer esto, debe usted comer esto otro, y además a usted le prohíbo beber vino... Déjeme usted que yo decida por mí, que en eso consiste la libertad y en eso consiste la responsabilidad individual".

Esas fueron exactamente sus palabras. ¡Gran concepto de la libertad y la responsabilidad social, sí señor, gran ejemplo de lo que debe ser el país de orden que los conservadores han preconizado desde siempre! ¿Qué diría de estas afirmaciones su correligionario Sarkozy o su íntimo amigo Bush? Seguro que pensarían que Aznar estaba bromeando (una de esas típicas bromitas desprovistas del más mínimo sentido del humor en las que últimamente se prodiga tanto) o que estaba harto de vino: no en vano las pronunció al recibir la distinción de Bodeguero de Honor de la Academia del Vino de Castilla y León. Aunque seguramente lo que realmente estaba es harto de esa demagogia oportunista en la que se envuelve cuando se enfrenta a auditorios de cualquier índole, en  busca  del aplauso fácil e inconsecuente. Porque, si no, es muy difícil de explicar que quien tuvo la mas alta responsabilidad de Gobierno pueda hacer afirmaciones tan estúpidas, tan frívolas y tan irresponsables sobre temas que cuestan muchas miles de vidas al año.

Cuando se sabe que un altísimo porcentaje de esas muertes se debe a excesos de velocidad o a la conducción bajo los efectos del alcohol ¿Qué habría que hacer, retirar las señales limitadoras de las carreteras y que cada cual conduzca a la velocidad que su buen criterio le dicte? ¿Permitir que se conduzca con la ingesta de alcohol que cada uno decida?

Hay episodios en la vida que quedan muy grabados e imprimen carácter.

Recordemos que al hijo mayor de Aznar, siendo este Presidente de nuestro Gobierno, le retiraron el carné de conducir por circular por una carretera entre Florencia y Pisa a 160 kilómetros por hora  cuando el límite estaba situado a 90. ¡Cómo son estos italianos! No tuvieron en cuenta que el chico era hijo del Presidente de Gobierno de España -y eso que se lo advirtió a los agentes-, que conducía un Porche deportivo, y que además estaba ejerciendo su libertad y su responsabilidad individual. Y encima le multaron con 530 euros. ¡Qué desfachatez!

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