Los tres ciudadanos españoles llegaron en uno de los tres aviones fletados desde Tel Aviv para trasladar a los activistas por palestinos detenidos tras el operativo militar efectuado por Israel contra la Flotilla de la Libertad, que pretendía llevar 10.000 toneladas de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza.
Los más de 600 activistas excarcelados por Israel fueron recibidos por las autoridades turcas tras permanecer retenidos por el Estado hebreo tras el ataque. Concretamente, los tres españoles estuvieron recluidos en el centro de detención de Beershava, al sur de Tel Aviv.
Palos por armas
En una entrevista exclusiva concedida a teleSUR,
David Segarra, desmintió que "
las armas que ellos mismos han mostrado, son palos de madera y cuchillos de cocina, elementos que se encuentran en cualquier barco del mundo y no es capaz de enfrentar a barcos de élite".
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Estábamos trabajando en la sala de prensa cuando los helicópteros militares de transporte empezaron a desplegar comandos de élite sobre la borda, con fuego real, con ametralladoras, con granadas de fragmentación y ahí empezamos a ver los primeros heridos".
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La gente caía, caía y caía. Algunas personas ofrecieron resistencia contra el ataque de una violencia inusitada, con el mayor despliegue militar, con unidades de élite. Estamos hablando de entre 9 y 16 muertos, todavía está por contarse el número de muertos", continuó.
Vergüenza propia
Segarra dijo que, para él, el Estado de Israe debe sentir "
vergüenza propia", por las acusación, por parte del Ejército de Israel
"no hay una sola muerte". Aún así, Segarra tuvo fuerzas para expresar su alegría por salir en libertad y porque el mundo entero haya levantado la voz "
de condena unánime" en contra del ataque israelí a la flotilla humanitaria.
Estamos
"muy muy contentos y muy emocionados de estar libres otra vez y sobre todo de conocer por primera vez el reconocimiento y la repercusión que ha tenido este acto en el mundo", insistió.
Según Segarra, Israel trató "
de silenciarnos, al cortar las comunicaciones de los 40 medios internacionales que nos encontrábamos en el Mavi Marmara en la Flota por la Paz, pero no han podido silenciar al mundo".
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Las voces del mundo se han levantado como nunca y sobre todo lo que más me reconforta es saber que los pueblos de Latinoamérica no se han quedado callados, todo lo contrario, los Gobiernos, con una dignidad que jamás se vio en épocas anteriores, han levantado su voz de condena unánime".
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