Fallece Carlos Hugo

 Ha fallecido en Barcelona el príncipe carlista Carlos Hugo de Borbón, a los 80 años y, por tanto, a los pocos meses de haberse inaugurado en Estella (Navarra) el primer museo carlista del mundo, porque es muy improbable que haya museos carlistas en Hungría, Irak,  Tanzania o en el resto del mundo. También, hace muy pocos meses, se ha publicado con éxito el libro Requetés, voz sinónima de carlista.

Por ser nuestra especie humana heredera de los chimpancés, animales superdotados para la imitación, en mi infancia y adolescencia, por mimetismo familiar, me sentí carlista como mi padre. Por eso en la contracubierta de mi primer libro de poemas, en una brevísima presentación autobiográfica, escribí: “Nací carlista en Pamplona, pero mi padre nunca pudo aclararme si nuestro rey era don Javier o don Jaime”. En la frase hay malevolencia – indigna de un hijo – contra mi padre y malevolencia contra el carlismo, un delirio monárquico – para mí,  ininteligible en mi infancia y adolescencia - que surgió en España, en 1833, cuando murió el nefasto Fernando VII.

El carlismo, o Comunión Tradicionalista, durante 130 años de historia, enarboló, con ardor guerrero, la defensa de estos cuatro principios: Dios, Patria, Fueros, Rey. A Carlos Hugo de Borbón, un príncipe ilustrado, le cupo el honor de esquilarle al carlismo, en el terreno social,  el pelo ideológico de la dehesa. Un partido político antiliberal, anclado ideológicamente en el antiguo régimen,  con Carlos Hugo,  se afilió al socialismo autogestionario. Fue otro sueño utópico.