ZP se afianza: los Presupuestos para 2011 virtualmente aprobados

En las últimas horas se han producido serios indicios de que finalmente, y contra todo pronóstico, el PSOE conseguirá sacar adelante la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, con lo que un Rodríguez Zapatero que ya no gusta ni a los más suyos se mantendría, sin elecciones anticipadas, al frente del Gobierno del Estado. Para conseguir este objetivo, parece haber decidido el presidente que todo lo que haya que pactar y pagar se pacta y se paga, sea en el País Vasco la cabeza del inverosímil Patxi López, sea en Canarias la de un López Aguilar que ya está completamente aislado y sin interlocutores en la sede central de Ferraz, sea en Catalunya la del cordobés Montilla, político prácticamente amortizado y sin posibilidades reales en las próximas elecciones autonómicas que, según todas las encuestas, propias y ajenas, devolverán la Generalitat a CiU.
 
Cada vez es más difícil encontrar un dirigente socialista de cierta categoría o notoriedad que defienda la continuidad de Rodríguez Zapatero en el liderazgo del partido, pero ahí está y él sabe que mientras siga en La Moncloa no podrán moverle el sillón en Ferraz, con lo que todo conduce a un cierre de filas que maneja con su ya reconocida habilidad el “hombre fuerte” del partido, el gallego José Blanco, instalado además en un puesto de gobierno tan estratégico como es el Ministerio de Fomento, y encima con cada vez más innegable éxito de gestión. El antiguo militante del PSP, el gallego despectivamente llamado “Pepiño”, se ha hecho con todas las palancas de control, maneja los hilos con extraordinaria habilidad y es consciente de que “su producto” Rodríguez Zapatero y él mismo se complementan y se necesitan mutuamente, y los dos han descubierto que, juntos, son imbatibles en el interior del partido.

Cierto que los mejores dentro del PSOE opinan y no lo ocultan por los cenáculos madrileños que el cambio de líder empieza a ser no sólo una cuestión de supervivencia del poder político del partido, al que –dicen– Rodríguez Zapatero podría llevar a una crisis de inestabilidad interna, impensable antes de esta etapa, y que lo alejase largo tiempo del poder, sino también una cuestión de identidad del propio PSOE, cada vez más conducido por el actual inquilino de La Moncloa a posiciones ideológicas que lo deterioran en el interior y lo aislan crecientemente en el exterior. Pero mientras sus detractores internos hacen esta advertencia, Rodríguez Zapatero aún está en el poder, con los inmensos resortes que el poder proporciona, y nada dispuesto a salir de esa posición. Conseguida la aprobación de los Presupuestos Generales para 2011, lo que ya está pasando de posibilidad a certeza, habrá ganado al menos otros dos años en La Moncloa. Que no es poco.