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El tintero: El laberinto autonómico

El tintero: El laberinto autonómico

jueves 28 de octubre de 2010, 22:17h
Desde que Diariocrítico Castilla y León se sumergiera en la actualidad castellano y leonesa vengo  asistiendo a la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno de Castilla y León, un encuentro en el que el portavoz, José Antonio de Santiago-Juárez, explica a los medios de comunicación los asuntos tratados horas antes por Herrera y sus doce consejeros, y en el que los periodistas le preguntan por los temas que les interesa. Ayer acudí puntual a la cita en la sede del Colegio de la Asunción.

Antes de entrar a la sala de prensa eché un vistazo al tentempié que todos los días de Consejo nos brindan a la prensa; dicen que la tortilla está muy buena. Yo confirmo que el agua es insípida, incolora e inodora (Monte Pinos, o lo que es lo mismo Tierra de Sabor). De inmediato me vino a la mente las imágenes del video de Thinkcyl Progresistas que trataba a los profesionales de la información como canaperos. Como acto reflejo, asimismo, pensé en Óscar López y en quienes le gestionan su Facebook. Pero no es esta reflexión la cuestión por la quiero contar todo esto, ni mucho menos, pero aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid… A lo que iba, relato este momento porque por primera vez en seis meses de rutina pensé que De Santiago-Juárez tenía toda la razón.

Por primera vez digo, pero dicha aseveración no significa que hasta la fecha haya estado en desacuerdo con sus argumentos. Ni mucho menos. Son mayoría las cuestiones en las que me parecen coherentes las apreciaciones del consejero de la Presidencia. En algunas no tanto y otras me suenan a chino y a los ciudadanos a griego micénico. Pero ayer dije para mis adentros: tiene toda la razón. Con todas las letras. “Las autonomías hemos crecido mirándonos demasiado al ombligo”, aseveró para argumentar que han reclamado más y más competencias y que en una pretensión de ser distintas, al final han calcado las instituciones del Estado (CES, los consejos consultivo y de cuentas o el Procurador del Común). En definitiva, que aunque en su día se cortó el cordón umbilical de la centralización, la emancipación se ha llevado a cabo mirándose al ombligo. Con una actitud egocéntrica además de autocomplaciente; esto último lo digo yo.

Consideró que las autonomías han creado barreras administrativas que complican la vida de forma inconsciente a los ciudadanos. Y es verdad, son muchas las cuestiones del día a día que nos confunden y atrapan como al minotauro (este sí sabía micénico). Puso como ejemplos que no parece razonable que existan diecisiete formas para obtener un permiso de caza o que las exigencias veterinarias para animales de compañía sean también distintas en cada lugar.

Por ello, es imprescindible terminar con el actual laberinto político-administrativo. Las reuniones entre autonomías como la celebrada el lunes en Santiago de Compostela es un buen camino ante la colaboración descafeinada con el Estado. Es tiempo de no mirarse más al ombligo y de trabajar por un modelo autonómico de cooperación ―aunque sea en cuestiones menores como los permisos de caza o exigencias veterinarias―. Seguro que también se avanza en temas más sustanciales. Es tiempo de un estado autonómico del siglo veintiuno, con todas las letras (aunque la RAE diga que debe escribirse con números romanos). Según el consejero de la Presidencia “la política es hacer la vida más fácil y cómoda a las personas”.  Le tomo la palabra.

Álvaro Gago. Director de Diariocrítico Castilla y León
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