¡Viva el toro! ¡Viva Dolores Aguirre! Dos gritos, que en el festejo del domingo en la Feria del aficionado, eran coincidentes. Porque el encierro con la divisa de la ganadera vasca resucitó en las fibras sensibles de los aficionados exigentes, a los que tanto odia el sistema que maneja, y manipula, la Fiesta –llamada de los toros, no olvidemos-, fue extraordinario en el fondo y en la forma. Lo que unido a la exigencia del cumplimiento del primer tercio, 23 puyazos recibieron los bicornes, 23!, nos reconcilió con la esencia de este espectáculo: la verdad del toro íntegro y tres hombres cabales jugándose la vida ante unos animales que vendieron cara la suya. Eso sí, sólo Damián Castaño cascabeleó algo de toreo del bueno.
En conjunto la corrida fue muy exigente por su casta general en diversa gradación y buen comportamiento ante los caballos, con 1º y 2º bravos. Esta catadura mantuvo el interés del cotarro durante todo el festejo pero, claro, dificultó el improbable éxito que buscaba una terna modesta y de escasos contratos. El que más se acercó fue Damián Castaño, arrebatado de principio fin, que recibió a porta gayola al cariavacado segundo y lo lanceó a la verónica con belleza y desmayo.
Ya con la sarga le dio distancia para embeberlo en tres tandas de excelentes redondos, y como el animal no respondía igual por el otro pitón, Castaño volvió a la derecha para otro par de series antes de tomar la errónea decisión de tirarse a matar sin muleta. No sólo marró sino que recibió un fuerte golpe en el vientre quedando disminuido y psando dificultades para despenarlo. En tales condiciones físicas se empeñó en volver a portagayola frente al quinto, siendo volteado y pasando a la enfermería con una fuerte paliza y una costilla rota para no salir.
Ese bicorne, que fue de más a menos, correspondió a Sergio Serrano, quien le robó algún muletazo suave. El albacetense, digno todo el festejo, no se acopló con su segundo, que también fue a menos, y sí lució, sin demasiada convicción, en alguna fase en redondo frente al que abrió festejo. Lo menos ortodoxo llevó la firma, o lo que fuera aquello, de Francisco Montero, muy atropellado y eléctrico en su lote, sobre todo en el excelente último que pedía ortodoxia y pausa, la antítesis de lo que intentó el andaluz.
Por cierto que este animal puso el broche de oro con una casta de principio a fin, levantándose en tres ocasiones para agarrarse a la vida a pesar de estar herido de muerte. Tras la cual, el mayoral dio una apoteósica y merecidísima vuelta al ruedo. En resumen, lo escrito líneas arriba: ¡Viva el toro! ¡Viva Dolores Aguirre! y ¡Viva el Club Taurino 3 puyazos!, organizador de este ejemplar ciclo.
FICHA
Toros de DOLORES AGUIRRE, de gran trapío, encastados y cumplidores en el caballo con 1º y 2º -premiado con vuelta al ruedo- bravos; todos nobles y de exigente buen juego general. SERGIO SERRANO: palmas tras aviso; silencio; palmas. DAMIÁN CASTAÑO: vuelta tras aviso; herido. FRANCISCO MONTERO: silencio tras dos avisos; vuelta por su cuenta. Plaza de San Agustín de Guadalix. 28 de abri., 3ª corrida matinal de la Feria del Aficionado. Dos tercios de entrada.
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No(
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