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Todos contra la condena

Todos contra la condena

miércoles 03 de noviembre de 2010, 09:33h

Según el Comité Internacional contra la Lapidación, hoy podría ser ejecutada Sakinesh Ashtianí, la mujer iraní de 43 años condenada a muerte por adulterio, tras un juicio plagado de irregularidades. De todas formas, aunque el juicio hubiese contemplado todas las condiciones legales, la condena a morir a pedradas seguiría siendo una salvajada. Y contra esa salvajada se han producido ayer manifestaciones en Paris y en Bruselas, mientras que el Gobierno español realiza, desde el pasado septiembre, gestiones infructuosas para que Irán elimine la lapidación de su ordenamiento jurídico y para que se impulse, desde Naciones Unidas, una acción internacional para terminar con ese modo de ejecución.  (Habría que añadir que contra la lapidación, y contra cualquier otro sistema de pena de muerte: la horca, la silla eléctrica, la inyección letal, etcétera; algo que no sólo se lleva a cabo en el Tercer Mundo sino también en Estados Unidos, el país más poderoso del planeta).

    En el caso de Sakinesh Ashtianí, la presión internacional pudo haber logrado que se diese marcha atrás en la condena basada en el adulterio, pero que se hayan inventado un falso delito, el de haber sido cómplice del asesinado a su marido, para mantener la pena de lapidación.

    Los manifestantes de París y Bruselas, con carteles en los que se lee “Quiero vivir”, se dirigen al secretario general de la ONU, Bank ki Moon, para que se pronuncie en este asunto.

    En fin, que por desgracia una parte del mundo vive ya no en la Edad Media sino en la Edad de las Cavernas. Y no sólo en el Tercer Mundo. Que se lo pregunten a Silvio Berlusconi y a sus berlusconadas, la última de las cuáles, pronunciada ayer, es “mejor mirar a una chica guapa que ser gay”, lo que ha levantado en pie de guerra a los grupos homosexuales italianos. Pero no mezclamos las lamentables salidas de tono de 'Il Cavalieri', que son censurables y machistas, con el horror extremo de que una mujer iraní, por el libre ejercicio de su sexualidad, pueda ser asesinada a pedradas esta misma mañana. El miércoles es el día de las lapidaciones en Irán, una ceremonia brutal y ritual que se repite cada semana, y salvo una rectificación de última hora, los observadores internacionales se ponen en lo peor.

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