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Vuela pensamiento

Vuela pensamiento

martes 16 de noviembre de 2010, 23:53h

La gesta se prolongó por más de diecisiete años. El cruce del océano fue su culminación. Ese día, los pensamientos se mezclaron con las alas, y estos con el deseo mutuo. El General vuela en el “Giuseppe Verdi”. Los ojos de millones miran al cielo, se acerca la hora de la redención.

Bastaron 15 horas entre las nubes para que su abrazo se agigantara. “Aquí estoy otra vez: ustedes me trajeron”, habrá pensado cuando pisó el asfalto húmedo de Ezeiza.

“Vuela pensamiento, con alas doradas, pósate en las praderas y en las cimas donde exhala su suave fragancia el aire dulce de la tierra natal”. Así comienza “Va, pensiero” el coro del tercer acto de Nabucco, la ópera de Giuseppe Verdi, que fue consagrada en himno por los patriotas italianos que buscaban la unidad nacional y la soberanía.

Verdi se inspiró en el Salmo 137 cuyo tema es el destierro, el exilio y la nostalgia por la tierra natal. “Oh mía patria si bella e perduta”. Mi patria, bella y abandonada.

El avión charter de Alitalia, que partió de Roma la noche del 16 de noviembre de 1972 rumbo a Buenos Aires con Juan Domingo Perón y más de 150 pasajeros a bordo, había sido bautizado con el nombre del genial compositor.

La nave del retorno cruzó el Atlántico y a las 11.15 del 17 se posó bajo una lluvia inusual. Descendió Perón, pisó su tierra, abrió los brazos y un paraguas negro lo protegió del chubasco. Era viernes. La dictadura de Lanusse lo convirtió en feriado para ahuyentar movilizaciones. La CGT decretó paro general. Tensión y pasión.

Miles de jóvenes que no habían conocido a Perón burlaron a los uniformados y ya desde entonces no dudaron en ofrendar lo mejor de sí: “La vida por Perón”. El Viejo había vuelto después de casi 6.300 días de exilio.

Pero cuál es el origen de lo que después y a partir de esa fecha emblemática llamamos el Día del Militante.

¿Habrá sido el día que alguien borró la leyenda “viva el cáncer”? ¿O quizás son los fantasmas que todavía merodean los basurales de José León Suárez? ¿O tal vez fueron las cientas de manos anónimas que con cal y alquitrán pintaron los paredones de la Patria con “Luche y vuelve”?.

¿O los proscriptos de la democracia, los apaleados del Plan Conintes, el voto en blanco, las huelgas obreras, el dolor de las picanas y las voces roncas de los desaparecidos?.

El Día del Militante, 17 de noviembre, es un hito que enaltece a la democracia argentina. Es una larga marcha por la restitución de los derechos sociales. El Día del Militante es un homenaje al argentino del subsuelo.

El Día del Militante excede al peronismo: lo abarca, lo contiene pero también lo proyecta. Les pertenece a todos aquellos que brindaron y brindan lo más excelso para conquistar una sociedad más justa y más igualitaria. El Día del Militante también es una Plaza de Mayo colmada, de duelo y en silencio el 27 de octubre pasado.

Así como el “Va, pensiero” de Verdi, hoy todavía vuela el pensamiento que germinó un 17 de octubre, floreció un 17 de noviembre y retoña, inexorable, en este tiempo que nos toca vivir.

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