Concretamente, se le imputa un delito continuado de abuso sexual con acceso carnal, cuatro delitos continuados de abusos sexuales, otro en grado de tentativa, y n último por exhibición de material pornográfico. Asimismo, el inculpado, que se ha declarado ya insolvente, debería hacer frente al pago de un total de 37.500 euros para las seis víctimas, tres de ellas hermanas.
En la sentencia de
Así, en algunas ocasiones abusaba o intentaba abusar de sus sobrinas nietas en su furgoneta, donde las sentaba en sus piernas con el pretexto de enseñarlas a conducir, y en otras las tocaba mientras que les enseñaba a nadar en una alberca situada a las afueras de Padul. Además, varias veces llegó a enseñarles revistas de contenido pornográfico que llevaba en su vehículo y en su domicilio les ponía también vídeos pornográficos, aprovechando que su esposa estaba fuera de casa trabajando.
Para el tribunal, aunque la única prueba incriminatoria en este caso son las declaraciones de las propias víctimas, éstas han de tenerse en cuenta por "la ausencia de incredibilidad subjetiva", ya que no se considera que a las niñas les moviera un ánimo de venganza o resentimiento hacia su tío; por la "verosimilitud" de su testimonio, teniendo en cuenta que todas ellas relatan episodios muy similares y presentan sintomatología relacionada con la violencia sexual; y por la "persistencia en la incriminación", al haber mantenido sus acusaciones desde el comienzo de la investigación policial.
Durante el juicio, el pasado 26 de octubre, el ahora condenado negó las acusaciones que se le imputaban y atribuyó las denuncias a un "acuerdo" entre las madres de las menores y al "odio" que sienten hacia él. Dijo no haber realizado u obligado a hacer algún acto sexual a las niñas y aseguró que es "mentira" que les haya enseñado revistas y películas pornográficas, aunque sí reconoció que tenía este tipo de material audiovisual en su casa. Sin embargo, sobre las revistas dijo: "¡Yo para qué quiero eso, a mí esas cosas no me van!".
"Le voy a decir la verdad, es que yo he podido vivir, y ellas --las madres denunciantes-- siempre me han tenido mucho odio hasta el punto de lo que han hecho ahora. A mí no me ha faltado gracias a Dios ni un duro ni de comer, y a ellas sí les ha faltado, por eso han llegado a un acuerdo, porque todo es incierto", indicó el hombre, que apuntó que "lo único" que les dio a las niñas fueron "buenos bocadillos y buenos tazones de leche".