"Las ciudades son un eje de acción prioritario para el desarrollo sostenible", indicó
Botella, quien recordó que desde hace dos años en el mundo hay más personas que viven en ciudades que en entornos rurales. Pero ese desarrollo sostenible no está reñido con la calidad. "La sosteniblidad es uno de los ejes del Ayuntamiento de madrid y no es incompatible con la prosperidad económica y el desarrollo social", según la edil.
En Madrid se ha podido compatibilizar el crecimiento económico y el ahorro energético. Entre 2003 y 2007, años de bonanza, el consumo de energía se redujo en la ciudad un 6 por ciento; y el de prodcutos de petróleo, un 22. Pero "no es fruto de la casualidad", matizó la edil.
Botella también destacó que hay una serie de infraestructuras "que no se ven" pero que aumentan la calidad de vida de los madrileños, como la red de saneamiento de la ciudad, en la que se han invertido 750 millones de euros, o las inversiones en el Parque Tecnológico de Valdemingómez. Precisamente, en Valdemingómez se produce el 2,3 por ciento de toda la energía eléctrica que consume la ciudad, gracias al biogás que se extrae de los residuos. También la depuración de aguas residuales genera energía. En total, las instalaciones municipales producen el 5,2 por ciento de la energía que se necesita en Madrid y prácticamente toda la que se produce en su interior.
Adriano García Loygorri, presidente del Consejo de la Universidad Politécnica de Madrid, también resaltó el papel de las ciudades en el equilibrio medioambiental del planeta. Para reducir su impacto, abogó por ciudades dynamicas, pues ahora en muchas ocasiones "la expansión de las ciudades es desordenada" con zonas "multifuncionales", lo que supone un derroche de recursos.
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