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El espionaje no es sólo un mal hábito de Colombia

El espionaje no es sólo un mal hábito de Colombia


lunes 29 de noviembre de 2010, 08:39h
Después del 11 de septiembre de 2001, Estados Unidos se enfrenta nuevamente a un gran desastre, la diferencia, en esta ocasión no se trata de un ataque terrorista, sino de una auténtica picota pública que deja muy mal parada la diplomacia de Obama con los gobiernos de otros países y de organismos multilaterales como la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Y es que el espionaje está de moda, o más bien es que nunca ha pasado de moda, y en esta ocasión la web de Wikileaks fue la que dio el “chivatazo”, con cerca de 250 mil documentos de prueba, al mundo entero de cómo Estados Unidos no solo espía a altos funcionarios políticos de diversos países y miembros de organizaciones internacionales, sino en los términos en los que se refiere a ellos.

De esta forma, se deja al descubierto como desde el Departamento de Estado estadounidense, que es regido por la ex candidata presidencial Hillary Clinton, se ordenó la recopilación de información sobre los horarios de trabajo, las tarjetas de crédito, direcciones de correo, teléfonos, y hasta datos biométricos (huellas dactilares, ADN, iris, vos, etc.) de personajes como el  secretario general de la ONU, el surcoreano Ban Ki-moon; el presidente francés, Nicolás Sarkozy; los cuatro ex candidatos a la presidencia de Paraguay para las elecciones de 2008; y otros políticos iraníes y de Oriente Medio.

Horas antes de la divulgación de los documentos, Wikileaks denunció ataques a su servidor; sin embargo, la organización dirigida por Julian Assange aseguró que la información había sido entregada a los diarios "Le Monde" de Francia, "El País" de España, "Der Spiegel" de Alemania, "The Guardian" de Reino Unido, y "The New York Times" de EEUU, que efectivamente publicaron los documentos aunque la web de Wikileaks se haya caído.

La mayor parte de los documentos datan de los seis últimos años. El 40,5 por ciento están considerados como “confidenciales”, y el seis por ciento de los cables, unos 15600, son secretos, según informó en los últimos días Der Siegel, uno de los diarios que tuvo un acceso previo a los documentos.

Pero esta no es la primera vez que Wikileaks ha hecho grandes filtraciones, ya anteriormente durante los últimos meses reveló documentos de la guerra de Afganistán y otra sobre Irak, pero esta es la que coloca a Estados Unidos en una situación más comprometida en el exterior. Por ello, Clinton se ha visto obligada a desarrollar en los últimos días una intensa campaña diplomática, para advertir a numerosos Gobiernos de la sensibilidad de la información que iba a ser revelada.

Los documentos revelan el regateo en el que se vio envuelto EEUU para colocar a los prisioneros de la cárcel de Guantánamo en otros países; en ese sentido, al Gobierno de Eslovenia se le indicó que aceptara a un excarcelado si quería recibir una visita del presidente estadounidense, Barack Obama, y a la nación isleña de Kiribati se le ofrecieron millones de dólares para que aceptara un grupo de ex prisioneros.

Así mismo, los cables diplomáticos muestran que EEUU. y Corea del Sur han hablado sobre las perspectivas de una Corea unificada si los problemas económicos y la transición política llevan al colapso de Corea del Norte. Además se da cuenta de cómo Estados Unidos ha llevado a cabo un esfuerzo secreto, y hasta ahora infructuoso, para sacar de un reactor nuclear paquistaní el uranio altamente enriquecido que Washington cree que podría usarse para una bomba nuclear.

Otros paquetes de mensajes diplomáticos se refieren a asuntos como las sospechas de corrupción en el Gobierno de Afganistán, un ataque cibernético de China contra Google y la persistente contribución de donantes saudíes a grupos extremistas como Al Qaeda.

Otro aspecto interesante de las filtraciones es que desvela la opinión que EEUU. tiene de otros mandatarios internacionales. Sobre el primer ministro ruso, Vladimir Putin, los documentos lo describen como un político autoritario y machista. Por su parte, la canciller alemana, Angela Merkel, aparece retratada como alguien que "evita los riesgos y es poco creativa", una política que prefiere "quedarse en la retaguardia hasta conocer el equilibrio de fuerzas".

Los cables se refieren, asimismo, al presunto uso de botox por parte del líder libio Muamar al Gadafi, a quien diplomáticos estadounidenses presentan como un hipocondríaco. Los documentos revelan también que la diplomacia estadounidense trabajó para que países de América Latina aislaran al mandatario venezolano, Hugo Chávez, y que el Departamento de Estado solicitó información a su embajada en Buenos Aires sobre la salud mental de la presidenta Cristina Fernández.

Por el momento la Casa Blanca sólo ha señalado como "peligrosa y temeraria" la filtración de los cables diplomáticos estadounidenses, que la residencia presidencial califica como "robados", y se ha declarado "indignada".
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