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Miedo e indignación

Miedo e indignación

martes 21 de diciembre de 2010, 16:12h

Reconozco que tengo miedo ¿cómo no tenerlo? Lo comparto con millones, los amenazados cada día

Es probable que muchos lectores estén hartos de escuchar, "yo protesto", "hay que acudir al TSJ", "debemos denunciar este atropello", "hay que hacer algo", "la oposición no tiene garra" y otras frases similares. Manuel Caballero, que honra le hizo a su apellido manteniendo sus principios, rectificando cuando lo estimó adecuado y escribiendo sin cesar, sólo pudo ser silenciado por la muerte. Prematura, porque a los 79 años aún tenía mucho que aportar a la historia de Venezuela, la transcurrida y la que aún no habíamos vivido. Don Manuel tuvo bien claro qué clase de gobierno, se dieron, por desgracia, los venezolanos hace más de una década. Utilizó calificativos, fuertes y precisos para describirlo y criticarlo. Algunos que nunca me atrevería a emplear, a pesar de compartirlos. Mi falta de atrevimiento no tiene nada que ver con lo que pienso, tiene que ver simple y llanamente con el miedo.

Amenazados

Reconozco que tengo miedo ¿Cómo no tenerlo? Lo comparto con millones, los amenazados cada día. Con profesores y estudiantes universitarios, con empleados y dueños de los medios de comunicación, con productores agrícolas, con ejecutivos que tienen éxito al margen del Gobierno, con los habitantes de los barrios, con propietarios de apartamentos y constructores de los mismos. Comparto el miedo con los que piensan que es más importante ser un individuo que apéndice de una comuna o integrante de una secta. Lo comparto con padres y abuelos que viven la incertidumbre de lo que ocurrirá con sus hijos y nietos bajo la barbarie que se va perfilando a través de ésta hemorragia de leyes, que la Constitución y los derechos humanos impiden la posibilidad de vivir en paz y crecer a través del trabajo honesto y constructivo.

Armados

¿Cómo no tener miedo frente a un déspota uniformado, rodeado de sumisos seguidores armados hasta los dientes? ¿Cómo no temer a la policía y a la justicia plegada a la voluntad de un solo hombre con la perversa habilidad de haber marcado su gestión con el encarcelamiento, la persecución o la confiscación de bienes para amedrentar a los venezolanos? Entre sus víctimas, policías, una juez, políticos, militares disidentes, dirigentes sindicales, estudiantes, periodistas, dueños de medios de comunicación, ejecutivos de las finanzas y habitantes de barrios. Son un mensaje a la sociedad de lo que es capaz de hacer si nos oponemos. Nos recuerdan cada día a los 20.000 empleados de Pdvsa, al destino de los millones que firmaron y aparecieron en la Lista y luego se les negó el derecho al trabajo. Con una nueva ley de universidades, otra de ciencia y tecnología, cambios en la de telecomunicaciones y las relativas a la propiedad, el Gobierno estrecha el cerco a la libertad y, naturalmente, tenemos miedo.

Con Manuel Caballero vamos a meternos el miedo en un bolsillo y seguir escribiendo porque este país no puede ser tan malo que prefiera el cañón de un rifle a la punta de un bolígrafo, o un uniforme a la sonrisa de un niño.

cemacallison@gmail.com


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