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Nadie escucha a nadie

lunes 31 de enero de 2011, 10:45h

Cada miércoles, en la jornada de control parlamentario, los españoles asistimos boquiabiertos a espectáculos políticos nada edificantes que más parecen monólogos encadenados y consecutivos que diálogos de líderes de partidos adversarios. En buena lógica, a una pregunta debiera sucederle una respuesta sobre el tema suscitado. A la respuesta, debiera sucederle una réplica ahilada con el argumento que la respuesta hubiera traído a colación. Pero, lejos de esa “lógica” parlamentaria , la triste realidad es que nuestros representantes acuden al Congreso y al Senado cargados con sus discursos, preñados de datos, argumentos -en el mejor de los casos- y acusaciones o exculpaciones ya prefijados y elaborados fuera del Parlamento que no tienen en cuenta para nada las razones apuntadas allí por el adversario político. Y esto vale tanto para gobierno como para oposición.

Extramuros del Parlamento -en los medios, en la calle-, no pasa nada muy distinto. En las tertulias, ya sean mediáticas o privadas, formales o improvisadas, la dinámica es muy similar: el que toma la palabra no parte de lo afirmado por su antecesor y, a poco que se descuide, un tercer participante se meterá en medio de los dos primeros para contar su asunto propio, al margen de que los demás interlocutores atiendan o no a su argumento. Este es también el triste, cotidiano y desolador espectáculo al que todos asistimos tanto como sujetos pacientes como protagonistas.

Autistas

¿Es que, de verdad, nadie escucha a los demás? ¿Es que la nuestra es una sociedad de autistas? Con todo el dolor del corazón, mucho me temo que cada vez lo está siendo más. La relación interpersonal directa, el tú a tú, el cara a cara, está dejando cada vez más paso a la relación vía telemática. Y es que tengo para mí que cada vez nos molesta más la respiración, la desazón, las preocupaciones, el dolor, el sudor, la inquietud y hasta el olor de nuestros semejantes. Todo eso, con un ordenador por medio, se tamiza, se filtra y se diluye hasta el extremo de disiparse. Y, en el peor de los casos, se le da al escape o al comando de borrar y, ¡zás!, ¡asunto pasado! Vamos con el siguiente…


No es que no nos interese nada lo de los demás. Nos interesa, sí, pero sólo hasta un punto. Oírlos, ¡vaya! Escucharlos, no tanto. Solo cuando se presta atención a lo que se oye, es cuando realmente se escucha. Sin esa atención necesaria, la escucha se queda en simple audición. Por eso, digo que hoy, en el fondo, nadie escucha a nadie.

José-Miguel Vila

José-Miguel Vila

Columnista y crítico teatral

Periodista desde hace más de 4 décadas, ensayista y crítico de Artes Escénicas, José-Miguel Vila ha trabajado en todas las áreas de la comunicación (prensa, agencias, radio, TV y direcciones de comunicación). Es autor de Con otra mirada (2003), Mujeres del mundo (2005), Prostitución: Vidas quebradas (2008), Dios, ahora (2010), Modas infames (2013), Ucrania frente a Putin (2015), Teatro a ciegas (2017), Cuarenta años de cultura en la España democrática 1977/2017 (2017), Del Rey abajo, cualquiera (2018), En primera fila (2020), Antología de soledades (2022), Putin contra Ucrania y Occidente (2022), Sanchismo, mentiras e ingeniería social (2022), y Territorios escénicos (2023)

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