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Es hora de hacer posible lo deseable

Es hora de hacer posible lo deseable

sábado 19 de febrero de 2011, 11:20h

Los indicadores de la economía española empeoran y el bloqueo de la situación política agudiza la inquietud, más bien la alarma, de los mercados. El ambiente de los círculos económicos es todavía cauteloso y prudente, pero es inocultable que ya aparecen los primeros indicios de pánico. El bloqueo de la situación política empeora las cosas. Es cierto que crece, semana tras semana, la ventaja del PP respecto al PSOE en todos los sondeos y, lo que es muy importante, la ventaja en valoración de Rajoy respecto a Rodríguez Zapatero, pero el temor a que pudiera producirse una artificial prolongación de Rodríguez Zapatero en la presidencia del Gobierno actúa letalmente sobre los mercados.

Es prácticamente transversal el convencimiento, en todas las fuerzas del espectro político, de que las elecciones generales anticipadas son ya la única esperanza para encontrar alguna vía de salida al actual desmoronamiento letal de la economía española. Padecemos un bloqueo político que además cruza las fronteras, porque los círculos dirigentes de Alemania, Francia y el Reino Unido insisten ya una y otra vez en la necesidad y urgencia de que el Reino de España haga los deberes y se ponga en condiciones de unirse al cuadro director central de la Unión Europea, en la lucha seria, rigurosa y eficaz contra la crisis económica que es la prioridad absoluta de este momento.

Es sorprendente y desde luego inquietante, la capacidad de aferramiento al poder de un político que ya no cuenta con el respaldo ni siquiera de los electores que le llevaron al poder y que le mantuvieron en La Moncloa, Por los estudios de los investigadores demoscópicos, aquellos electores son conscientes de la magnitud del error cometido y reclaman un nuevo liderazgo en el PSOE, que de ninguna manera puede venir por la vía de una designación de sucesor, sino a través de un proceso interno, riguroso y abierto, del propio partido.

Hay, también es cierto, alguna señales para la esperanza, como la significativa unanimidad de los expertos demoscópicos de todos los signos en vaticinar un decisivo corrimiento de la intención de voto de los ciudadanos, que se manifestará en cuanto lleguen las necesarias, casi ya urgentes, elecciones generales. Se ha llegado a un punto tan crítico para España que lo más importante, con serlo mucho por supuesto, no es ya quién sea el futuro inquilino de La Moncloa y tome las riendas del país y produzca las iniciativas necesarias y urgentes contra la crisis, sino que Rodríguez Zapatero deje de impedir la adopción de esas iniciativas. 

La economía española, esto es, España, necesita de nuevo el encuentro y la colaboración leal del Gobierno central y los Gobiernos autonómicos, y necesita para ello una mano nueva al timón de La Moncloa, la mano de un político –no importa su partido ni su color ideológico–  que tenga las dos cualidades esenciales de las que tan extremadamente carece Rodríguez Zapatero: preparación y credibilidad. Inequívocamente es la hora de unas elecciones generales anticipadas, ya urgentes, que devuelvan a los ciudadanos la voz y el voto. Cada semana que pasa sin la convocatoria de esas elecciones generales, cuya demanda es ya un visible clamor ciudadano, ahonda la crisis política y lo que todavía es peor, profundiza el desmoronamiento de la economía española.

Es verdad que todas las investigaciones demoscópicas indican, con significativa unanimidad, que Rodríguez Zapatero está llegando al final del recorrido. Cuando salga definitivamente de La Moncloa será inevitable la reflexión de que nunca antes alguien había hecho tanto daño a tantos, a todo un país, incluso a sus propios electores y desde luego a su propio partido. Vuelve a ser tiempo para grandes consensos, para recuperar el sentido de Estado y para el convencimiento de que nuestro país puede y debe volver a la posición que merece en el ámbito de la Unión Europea y del concierto internacional. Obligación de todos es hacer posible lo que es deseable. 

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