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El cine, los actores y la pancarta

El cine, los actores y la pancarta

martes 19 de junio de 2007, 17:42h

El dato es demoledor. Solo cinco de cada cien espectadores ven películas españolas y ahí es donde esta el problema. El cine que se hace en nuestro país no nos gusta a los españoles y en vez de ir a la raíz del asunto, a preguntarse por qué ocurre esto -teniendo directores de grandísimo prestigio internacional y actores de primera categoría- se vuelve una y otra vez a dar una nueva vuelta de tuerca para no llegar a ninguna parte. Ahora el asunto está en que el Gobierno pretende hacer una ley que no gusta a nadie. Ni a las productoras, ni a las televisiones, ni a los distribuidores ni a los exhibidores, ni a los actores y en la que se contempla la obligatoriedad de reservar un 25 por ciento de las proyecciones que se ponen en las salas a películas europeas y españolas...

   ¿Por qué esto es así? Pues simplemente porque con la imposición de esta cuota de pantalla se permite a los productores seguir haciendo un cine subvencionado y continuar de forma cómoda y rentable chupando de la teta de la ayuda publica, aunque el producto final no le vea ni el Tato. Pero por si la Ministra tuviera poco encima, su nueva ley tampoco es del agrado de los actores, aunque la mayoría de ellos se benefician -¡y cómo!- de la socorrida y políticamente correcta subvención. Su queja se centra en que la ley no regula ayudas a proyectos culturales ni para la formación profesional y que no deja claro cuando una película puede considerarse de verdad española, ya que en su opinión tendría que imponerse como requisito que en la cinta haya un 75 por ciento de actores de este país.

   Claro que como este Gobierno tiene que agradecer a este sector la ayuda que le ha prestado políticamente en asuntos que le han sido muy rentables -como la guerra de Irak o su ahora fracasada política antiterrorista-, se ha puesto de los nervios ante la solo posibilidad de que la cosa vaya a mayores y los actores ahora se desmelenen  y se pongan detrás de una pancarta, pero esta vez para criticar la política de Zapatero. Por eso la vicepresidenta de la Vega- que  está haciendo un master intensivo como apagafuegos oficial y a la que le toca comerse todos los marrones ajenos- ha descolgado el teléfono para convocarlos de manera urgente e intentar frenar su rebelión.

   La polémica ley tiene aun por delante todo el trámite parlamentario por lo que si el Gobierno decide no hacer oídos sordos, aún estamos a tiempo de que sea enmendada y por supuesto corregida. Sea como fuere la política de subvenciones casa mal muy mal con la Cultura cuando se aplica la regla de la excepcionalidad y  se producen agravios comparativos con otros colectivos de las artes totalmente olvidados por quien nadie levanta banderas. Claro que son menos famosos y ya se sabe que en este país la fama.... tiene un precio.

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